OO2¡!

162 30 1
                                    

Estaban en clases de matemáticas, Jay suspiraba de vez en cuando aburrido, esperando volver lo antes posible a su hogar para poder ver a su mascota.

Jungwon prestaba atención, pero no exactamente al profesor frente suyo; sus ojos estaban pegados al rostro del chico de cabellos oscuros. Se veía como un adorable gatito mal humorado, frunciendo las cejas y bufando de vez en cuando.

—¡Yang, mi clase está enfrente! —le gritó el señor Lee.

Viejo amargo, siempre andaba regañándolo sólo a el. ¡Jungwon estaba seguro que ese calvo tenía algún problema con su presencia!

El timbre sonó luego de media hora, y con eso, dio fin a la jornada escolar. Jay salió casi corriendo hasta la salida, ansioso por ver a su pequeño.

Jungwon le siguió el paso y, una vez a su lado, preguntó:

—¿Quieres ir a mi casa? Mi mamá no estará y podremos hacer karaoke con la música hasta el máximo —invitó, entusiasmado.

Triste quedó cuando el de ojos gatunos rechazó su oferta, diciendo que ahora era padre y no tenía tiempo para esas cosas.

—Pero tú ven conmigo, Wonnie —ofreció, con una sonrisa.

Jungwon aceptó y caminaron hasta la casa del mayor. Quedaba a unas cuantas cuadras, nada lejos.

Al llegar y adentrarse a la habitación de Jay, lo primer que éste hizo, fue pasar al menos unos veinte minutos acariciando a su gato regalón, por lo que no notó esa mirada de celos que le estaba dando Jungwon.

El también quería atención.

—¡Jay! —gritó, ya molesto—. Deja ese maldito gato y mírame a mí.

—Maldita será tu madre, desubicado —le lanzó una mirada fría y después le sonrió al animal, volviendo a ignorarlo.

—¡Uhg! Al menos si no me prestarás atención, déjame tener yo a tu gato.

Se acercó al coreano, quedando a su lado. Acarició al lindo gatito Bobtail del Mekong, quien lo miraba curioso. Comenzó a pasar su mentón por la mano de Jungwon, con los ojos cerrados.

—¡Mira! Me ama —casi se pone a llorar cuando el felino empezó a ronronear totalmente a gusto—. Dios... Nunca lo había visto tan de cerca, es hermoso.

—Lo es —respondió Jay, el miraba al animal feliz en los brazos de Jungwon y sintió algo estallar dentro suyo.

—¡Ya sé! Como no le pondrás Jungwon, al menos déjame ser yo su padre —habló, feliz—. Tú eres la mamá y yo el papá. ¡¿No es lindo?!

—¡No! Cookie no necesita un padre, yo soy suficiente —reclamó, arrugando la nariz suavemente, luciendo igual a Cookie cuando estaba enojado.

Que manía tenía Jungwon con comprarlo con gatitos.

—Entonces seré su otro padre... —dijo—... Eso te convertiría a ti, en mi novio, Jay —volvió a hablar con una sonrisa, la cual aumentó al ver los cachetitos de su amigo adoptar un lindo rosa otra vez.

—¡Idiota!

yang park kitty ¡!  ➜ wonjayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora