Capítulo 12

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Al día siguiente, Felix decidió que hacer cucharita no era tan malo, al menos no tanto como amanecer con Minho tumbado sobre su espalda, haciendo que hundiera el rostro en la almohada por todo el peso sobre su cuerpo.

Suspiró y se removió, tratando de ignorar la erección matutina del tipo. Por Dios, ¿cómo podía tener una tras correrse, al menos, cinco veces en la noche? El pene de Felix estaba suplicando clemencia, pero no tanto como su maltratado, violado esfínter.

La noche anterior había sido confusamente excitante, pero él no podía sentirse complacido, al menos no moralmente.

Ahora él también era infiel. ¡BRAVÍSIMO! Si los triángulos amorosos eran complicados, esto que estaba sucediendo era ya como un pentágono de infidelidades y atracciones tóxicas.

Suspiró y trató de zafarse de nuevo, consiguiéndolo para su sorpresa. Minho se apartó quejándose y terminó boca arriba, respirando con la boca abierta y un hilo de saliva escurriendo por un costado. Felix se rió y se sentó. Le hubiera tomado una foto, si no tuviera ya decenas de ellas en su celular así y mucho más embarazosas.

Era difícil creer que este era el mismo chico que anoche lo había azotado, clavado contra el colchón, y amordazado y amarrado a la cama.

Pasaron tantas cosas ayer, ah.

Abrazándose las piernas, Felix pensó en cómo esto había empezado a convertirse en más que sexo. Porque lo era ¿no? Esta necesidad, este deseo crudo de estar con el otro era inexplicable. Pero más ilógico era la forma en la que Minho tendió a demostrárselo; esa actitud de hombre cruel y declinante le había puesto, en consecuencia, extremadamente condescendiente. Era algo atemorizante saber que ya empezaba a adaptarse al estado de humor de Minho, aún si este variaba.

¡Por esto él intentó ponerle un alto! ¿Y qué si fue Minho el que inició todo? ¿qué acaso su palabra no valía? Bueno, no es como que él se mostrara taaan firme ante sus decisiones, ¡pero Felix realmente lo estaba intentando! Ahora tenía como el triple de remordimiento al saber que estaba siendo infiel a Hyunjin (aunque, temporalmente sólo era una relación falsa), que Minho le era a Hyebin y que ellos estaban pasando de un "enamoramiento casual" (por decirlo de alguna forma) a convertirse en pseudo-amigos. Y Felix no quería llegar a eso, jamás se perdonaría perder su amistad con Minho cómo si fuera sido algo completamente porque no era así. Eran amigos. Unos muy raros y que claramente tenían que trazar algunos límites, pero mejores amigos al cabo.

— ¿Te he dicho que cuando estás triste abultas los labios?

Ellos definitivamente eran escalofriantes.

— ¿Lo hago? — dijo Felix, tocándose su labio inferior con los dedos.

Minho asintió rascándose un ojo con flojera.

— Sí. Además abultas tus mejillas, totalmente adorable — Felix frunció el ceño, cruzando los brazos sobre su pecho.

— Tú probablemente deberías irte a tu casa — dijo, sentándose en posición de indio.

— ¿Por qué?

— Es que...

— Felix, ¿estás despierto? Hyunjin está aquí ― la voz de su mamá resonó en el pasillo, congelando a ambos. —Vamos, cariño, no seas tímido.

— Podría molestarse, noona. — Esa era la insegura voz de Hyunjin. Ambos sonaban a unos cuántos pasos de su habitación.

— Oh, por eso  — susurró Minho. El muy bastardo sonreía divertido.

Felix lo miró aterrado, apurándose a ponerse un bóxer. — ¿Qué diablos haces? ¡Vete por la ventana! — dijo igual de bajo.

Minho abrió los ojos y alzó una ceja con escrutinio.

Estrechez [MINLIX]Where stories live. Discover now