【𝐌𝐢 𝐄𝐬𝐭𝐫𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐝𝐞 𝐑𝐨𝐜𝐤】✩ˑ[OFICIAL ©]ˑ✩

✩⋆𝐏𝐫𝐨𝐥𝐨𝐠𝐨⋆✩

Llovía fuertemente mientras nosotros tres nos encontrábamos corriendo entre varias calles, buscando algún lugar donde hubiera algo de techo para cubrirnos de la lluvia, si no, iríamos a sufrir un resfriado y no uno ligero si no uno que posiblemente estaría matándonos.

Después de recorrer varias cuadras terminamos entrando en una pequeña cafetería la cual tenia un techo grande para cubrirnos de la lluvia, nos sentamos en unas bancas hasta que Héctor hablo.

— ¡Maldición!, me estoy muriendo del frío — dijo el rubio temblando de frío abrazándose a sí mismo para brindarse algo de calor.

— Nadie te esta deteniendo, a tu lado derecho ahí algo muy grande por el que puedes pasar y se llama puerta, así que te puedes marchar — dijo mascullando la castaña, arrugando ligeramente su nariz molesta.

Héctor abrió su boca indignado al escuchar las palabras de Yulissa, llevo una de sus manos a su pecho para después hablar.

— Eso fue muy grosero de tu parte, Yulissa — dijo el rubio dramáticamente, fingiendo dolor en su corazón, por las palabras de la chica.

— ¡Demonios, Héctor! Solo lárgate, ¿Quieres? — dijo la chica con el ceño fruncido.

El chico no hizo nada mas que abrir su boca aún mas indignado, levantándose de la banca, acto seguido levanto las manos en modo de inocencia como si fuera a ser arrestado.

— Eres muy cruel — dijo el ojiverde antes de pasar por la puerta de la cafetería con un tono dramático.

La chica solo se dedico a mirarlo con una mirada asesina mientras veía como entraba a el local, nos quedamos un momento sentados en aquella banca sin decir nada, solo escuchando el sonido de la lluvia chocar contra el suelo húmedo de la calle, dirigí mi vista a Yulissa para mirarla, siendo sincero me gustaba mucho admirar su perfil, era muy hermosa, su piel era algo aperlada, sus pestañas algo largas pero bonitas, su cabello alborotado un poco abajo del hombro y húmedo después de correr bajo la lluvia, sus mejillas un poco coloradas por el frío que hacia (al igual que su nariz). Era preciosa de pies a cabeza, salí de mi burbuja de pensamientos, cuando sus ojos verdes se clavaron en los míos, lo que me hizo sobresaltar.

— ¿Qué haces? — dijo alzando una ceja, esperando por mi respuesta, lo cual solo me dejo congelado mirándola directamente con los ojos abiertos .

— ¡No, nada! solo.. miraba la maceta.. — dije  mientras poco a poco se iba apagando mi voz y dirigía mi mirada a la maceta de su lado.

Ella voltio a ver la maceta y luego regreso su mirada a la mía.

— ¿Estas bromeando, verdad? — dijo mientras me miraba incrédula — sabes que una persona sospecha cuando alguien lo mira sin descaro, verdad?, sentir cuando las personas me miran de verdad, es incomodo..así que.. no lo hagas, Jonas — dijo en seco y firme mi nombre con algo de malhumor.

« ¡Demonios!, me conoce tan bien. » 

Pensaba en mi interior, me gustaba el hecho de que me conociera tan bien en tan corto tiempo que nos hemos conocido.

— P-Perdón, no...no volverá a pasar — dije intentando que mis nervios no me delataran, pero falle. Siendo sincero conmigo mismo, cada que pronunciaba mi nombre con firmeza, me gustaba, sentía una sensación agradable en mi pecho, se sentía bonito y solo ella provocaba eso.

Ella solo me miró por unos segundo y se empezó a reír a carcajadas, a lo que yo me uni con ella, nuestras risas formaban un muy bonito sonido junto con el de la lluvia, era una melodía hermosa, después de un rato paramos de reír y ella habló.

— Eres tan ridículo, Jonas — dijo entre risas.

« Ridículo por ti »

Pense en mi cabeza.

— Solo a veces.. — dije en un murmullo.

Ella solo sonrió, me gustaba su sonrisa y sus carcajadas escandalosas que podrían fastidiar a muchos, pero  para mí era mi melodía favorita.

— Oigan, perdonen por rompe su platica de amiguitos, pero ¿no quieren comer algo?, venden postres muy apetitosos aquí — dijo Héctor saliendo de la cafetería.

— Supongo que sí, ¿tú que dices ridículo? — dijo Yulissa, dirigiéndose hacia mí.

— Por mí esta bien, me muero de hambre — dije haciendo un pequeño gesto.

— ¡Qué bien! Yo pido el pastel de fresas con vainilla — dijo Héctor emocionado dando pequeños saltos como un niño chiquito.

— Uh-huh.., ya cálmate minion, ya vamos contigo — dijo Yulissa en seco con una media sonrisa.

— En primera, no soy un minion, que ustedes sean demasiado altos es otra cosa y en segunda, esta bien, los espero adentro — dijo algo malhumorado por el apodo que le dijo Yulissa.

Yulissa y Héctor eran de esas personas que se molestaban entre si, era divertido verlos pelear o discutir por cosas mínimas y dependía la situación ambos terminaban empatados (aunque mayormente resultaba ganado Yulissa) ya que, en mi humilde opinión, tenia mejores argumentos que Héctor.

— Como sea... — dijo Yulissa estirando sus brazos y piernas, antes de levantarse de la banca.

— ¡Agh!, los espero dentro.. — dijo en seco el rubio.

Héctor entro de nuevo a la cafetería, mientras Yulissa se levantaba de la banca para entrar.

— ¡Yulissa! — dije alzando un poco la voz para que me escuchara, a lo que ella giro y movió la cabeza, dando a entender qué prosiguiera — ¿Me dirás "ridículo" de ahora en adelante? — dije alzando una ceja haciendo énfasis en las comillas con mis manos.

— ¡Dios! ¿hablas enserio? — reprimió una risa — A veces pienso que eres tan idiota y ahora lo compruebo más, ¡claro que no te diré así!, ¡no seas un completo estúpido Héctor!, tu nombre es más mil veces mejor y lindo que ese tonto apodo — dijo firme a lo que yo solo pude quedarme en shock, ¿había escuchado bien?, dijo "lindo". Sentí cómo mi corazón aumento su ritmo cardíaco mientras mantenía mi mirada en Yulissa.

— Gracias..— dije en voz baja.

—De nada, Jonas — dijo con una voz algo ronca.

Yullissa abrió la puerta y entro a la cafetería dejándome solo en la banca con el sonido de la lluvia de fondo y un sentimiento de nervios en el interior de mi alma.

Existe una frase que dice "Valiente el que finge amistad cuando siente amor" y honestamente yo negaba lo que sentía por Yulissa y cuando por fin lo acepte me di cuenta que era muy tarde.