Capítulo 2

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"Las primeras víctimas"

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El viento frígido acompañaba las horas de la tarde de ese día, más de setenta y dos horas después del extraño suceso nocturno ocurrido en la vivienda de Sandra.
El oficial no podía aumentar su temperatura corporal, ni siquiera con un café recién hecho, y es que es inevitable al ver frente a sus ojos al forense a punto de revelar los datos que precisa para avanzar con la investigación.
Las tres mujeres viudas, estaban allí a punto de escuchar lo que el profesional tenía que decirles, aunque lógicamente en el fondo no asimilaban como en un pueblo no tan grande, y en una noche de otoño con fines de recreación, tres sujetos fueron encontrados sin vida sobre la mesa.

Noah la noche anterior, había interrogado a Susan y Grace, ambas comentaron lo mismo. Sus respectivos esposos habían planeado reunirse para cenar con su amigo y compañero de trabajo en su residencia. Los tres eran locutores de una radio no muy conocida en la localidad, pero sin embargo con una audiencia mínima que lograba que sigan informando a las personas de las noticias actuales. Ese día habían cumplido diez años de la inauguración de la emisora, y decidieron celebrarlo sin imaginar que el último sonido que emitirían, eran los de sus latidos.

-Los estudios revelaron que los cuerpos de las víctimas contenían grandes cantidades de ácido cianhídrico.
Las tres personas fallecieron en pocos minutos, instantáneamente después del consumo directo que causó la disminución de presión arterial y la frecuencia cardíaca al bloquear la actividad de la enzima citocromo oxidasa. El paro cardiorrespiratorio fue inevitable para todos, aunque el señor Pedro dejó de respirar un tiempo antes por los estados de sus pulmones debido a su excesivo consumo de cigarros -aseguró el profesional notándose un poco frío al ver a las mujeres llorando.

-¿Cómo pudo pasar esto doctor? ¿Quién haría algo así?-preguntó Grace, viuda de Ernesto.

-Mi hipótesis es que alguien solubilizó el cianuro con el agua de la comida. El vapor aceleró la liberación del gas de HCN, y aumentó la rapidez con la que ingresó a sus cuerpos a través de la inhalación, aunque también los estudios reflejan que ingirieron los alimentos infectados de esa noche-respondió el forense, antes de retirarse al presenciar el silencio de las damas, y el agradecimiento del detective tras responderle sus dudas para avanzar con la investigación.

-¡Esto es tu culpa Sandra! Se supone que debías estar en tu casa esa noche. Alguien los envenenó y tú ni tus luces. ¡Hasta podría decir que eres la asesina!- gritó desesperada Susan sin poder disminuir su nivel de angustia.

-Yo también tenía una cena con mis amigas ¡Qué hubiese sabido que esto pasaría! Además no sé como podría haberlo evitado.

En los pasillos de la clínica, era inevitable no poder oírlas discutir, señalándose como culpables entre sí. La enfermera de turno las invitó a retirarse extorsionándolas con llamar a seguridad, y en ese instante, Noah tomó ventajosa la situación para interrogar a Sandra en un sitio silencioso alejándola de las otras dos mujeres.

-Por un motivo u otro, aun no pude interrogarla señora Buiz, pero parece que la espera terminó.

-Creí que ya había revelado todo...pero aunque me duela, estoy dispuesta a responder sus preguntas a cambio de que haga justicia-aseguró Sandra con un tono de voz un poco más firme.

-Usted ese día asistió a un compromiso con sus amistades ¿notó un suceso extraño antes de desalojar su residencia? los vecinos aseguran que en esa noche no ocurrieron disturbios significativos, incluso los que se encontraban sentados afuera, no notaron nada atípico o anormal.

-Yo me despedí de Eduard aproximadamente después de las 20 p.m. él me dijo que sus amigos estaban a punto de llegar para comenzar la noche con una partida de póker y una botella refinada de vino. Antes de irme vi como él comenzaba a buscar los alimentos para cocinar paella en una veloz olla eléctrica que me regaló en mi último cumpleaños-detalló con inevitables lágrimas en sus ojos.

-¿Tiene alguna idea de quién tendría intenciones de dañarlo a su esposo o a sus amigos?-preguntó atónito sin poder concretar una teoría estable.

-No, por lo menos Eduard fue querido por todos.

-¿Ha tenido problemas en su ambiente laboral?

-Sí, como todos, pero nada relevante...Tres personas renunciaron por una serie de discusiones con ellos: Thomas Moore, Jeremy Campbell y Mery Clem. No sé de sus vidas, pero estoy segura que no estarían detrás de esto.

-Disculpe que le haga esta pregunta pero...-hizo un pausa para poder continuar con esta difícil duda -.¿No consideró la idea de que su esposo concretó un suicidio y/o homicidio colectivo?

-¿Cómo se le ocurre ensuciar la memoria de mi esposo? él nunca hubiese hecho eso, ¡no tendría motivos!

-Lo siento, pero no puedo concebir la idea de que un sujeto externo haya ingresado a la edificación para envenenarlos sin ser descubierto por un tercero. Si usted me dice que Eduard cocinó esa noche, y en la casa solo eran tres personas, o uno de ellos lo hizo, o alguien cercano que tenía cierto acceso a la residencia.

-Eso es imposible, Eduard y yo no tenemos hijos, éramos solo él y yo...aunque esa noche, Micaela, la ama de casa brindó sus servicios-comentó intentando descartar la conjetura del detective.

En ese instante, el celular de Jones interrumpió el interrogatorio, él no quería contestar, pero ella insistió en que lo haga mientras se refrescaba con un vaso de agua. Fue una sugerencia acertada, debido a que un colega le informó de un accidente de tránsito ocurrido en la carretera, parecía un dato no muy valioso para su investigación, pero cambió de pensamiento al escuchar de otras dos piezas de ajedrez cubiertas de sangre en el interior del vehículo. Aparentemente sí debía ponerle más atención a ese detalle ignorado que ya había visto en la casa de Sandra.

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El asesino del Ajedrez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora