Cap. 15: Final

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Daniela Calle

2 Años despues

Llevábamos varios días en eselugar, pues mi parto había sido de alto riesgo, tenían que dejarme en revisiónantes y después para ver que todo saliera bien. Después del parto dejaron a misbebes en un lugar alejado de mi para ver que todo estuviera bien por toda unanoche y ahora que al fin los tenía en mis manos no sabíamos que nombresponerles y María José estaba tan emocionada que se había puesto a decirbabosadas.

—No me gustan esos nombres, mi vida—dije arrugando la nariz

—Vamos amor, ¿Qué tiene de malo Alfonsoy Rigoberto? — dijo María Josésonriendo divertido 

Me carcajee de la risa. Misbebes eran tan chiquitos que podía tenerlos a los dos en mis manos a la vez.Los observe, tenían la piel ligeramente roja, la nariz igualita a la de MaríaJosé. Eran hermosos, tenían el cabello castaño claro como el mío y sus ojoseran verdes intensos como los de su mamá. Sus caritas se veían llenas deplacidez. Justo cuando los estaba observando con una cara de madre enamorada mellegó una idea.

—Ya se— María José me miró expectante — Salomón y ángelGarzón — dije chocando mi nariz con la de uno de mis pequeños

—Creo que esos son un pocomejores— María José volteo los ojosdivertidos y se acercó más a mi

—¿Su nombre es? — me pregunto mientras tomaba a uno de los bebés —tiene cara de Ángel

—Ángel será — le dije y se lo di.

Inmediatamente ella se lo pasó ami papá, que estaba expectante por tener a alguno de ellos en sus manos, puesdesde que me los habían dado no había podido soltarlos.

—Pequeño Salomón— dije al que tenía en mis brazos

—Es tan lindo para ser tu hijo — dijo mi padre señalando con su barbilla a MaríaJosé y luego miro fascinado al pequeño en sus manos.

—Idiota— contestó María José

—Lenguaje— instruí

Besé la cabeza de Salomón y selo di a María José.

—Hasta que al fin— dijo tomando su cabecita y mirándolo a la carita —tu mamá piensa que los hizo sólita, no me ha dejado tenerlos desde que... —ella se frenó en seco y cuando me impulsé un poco hacia arriba para ver lo queella veía me derretí de amor — está bostezando— dijo María José — porDios— murmuró y puso su pequeña cabecita en su pecho de manera que el bebése acurrucó en su calor.

Al darme cuenta de que ya notenía a ninguno de los dos en mis brazos aproveché para ir al baño y cuandovolví a la camilla papá se acercó. 

—Toma— me dijo — creo que tiene hambre

Ángel paso a estar en mis manos.Lo besé en la cabeza y me dispuse a darle comida.

Mi padre seguro sabía que era loque él bebe pedía porque ahora tenía una niña de un año. Jamás lo espere, peroahora tenía una nueva hermana que se llamaba Connie y si, era hija De Samara.Habían sentado cabeza oficialmente y se les veía bastante felices con lapequeña Connie.

María José y yo nos casamos tresmeses después de que me lo propusiera. Nos fuimos unos días a México paranuestra luna de miel y finalmente me mude a su casa. Estábamos muy felices yahora los pequeños gemelos llegaron a terminar de perfeccionar nuestra vida...

Papá se fue un momento después yMaría José camino hacia mí con Salomo en sus brazos, yo estaba a punto de darlecomida a Ángel, pero me lo estaba pensando porque temprano me había dolidomuchísimo.

—¿Qué pasa? — me pregunto

—Me va a doler— la mire a ella y después al bebé que movía loslabios —pero tiene hambre.

—A ver— María José se sentó en una silla al lado de micamilla —¿Vamos a contar, ¿Vale? Tú eres valiente

—Yo soy valiente— repetí mientras sacaba mi pecho

María José coloco su manogigante en la espalda de Salomón, de forma que pudiera sostenerlo y así darmela otra mano.

—3...— empezó —2...

—1...— cerré los ojos con fuerza.

Acerque a Ángel de un jalón y deinmediato empezó a tomar. Me dolía increíblemente demasiado, tanto que apretéla mano de María José fuerte y aun así mis ojos se llenaron de lágrimas.

Cuando mi bebé llevaba ya unosminutos comiendo el dolor se disipó y hasta ese momento pude abrir los ojos ysoltar la mano de María José.

—Esa es mi chica— dijo sonriendo, se puso de pie y se agachó parabesarme — Te amo por ser tan fuerte, te amo por darme a estos hermososniños.

—Te amo— le dije en los labios

Después de Ángel pase a darle decomer a Salomón y para el ya no fue tan doloroso. Ese mismo día por la tardenos dieron la salida a los tres y al llegar a nuestra casa, ya todo estabapreparado para nosotros.

Me senté en la cama con un bebeen mis brazos y María José a mi lado con el otro. Estábamos en silencio, solomirándolos.

—Tendremos trabajo doble— dije mirando a mi bebé

—Qué suerte que tenemoscantidades suficientes de amor— dijo ella —y yo te voy a ayudar con todo — me aseguro y yo lesonreí.

Y esa primera noche con losgemelos llorando y nuestros corazones apenas entendiendo que partir de ahoratendrían que amar incondicionalmente a dos pequeñas almas pasamos la peor nochede nuestras vidas y aun así fue una de las más maravillosas.

Porque estábamos juntos en esto.

Éramos un equipo.

Nos amábamos.

La socia de Papá. GIPWhere stories live. Discover now