Hogar dulce hogar

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Estaba en un avión de vuelta a Milán con Laura dormida a mi derecha, mientras yo, miraba por la ventana pensando una y otra vez en lo ocurrido hace un par de días, no estaba segura de que hubiera hecho bien en contarles la verdad, no pude soportarlo, su descaro, su crueldad, sonaban tan relajados, parecía que tuvieran ganas pelear de hacer daño, pero creo que la jugada les salió al revés, estaban Licia sabía que podían hacer cualquier cosa, lo que no sabía era lo que iban a hacer, eran capaces de cualquier cosa, ¿¡pero que mierda!?, ¡No me importaba la que hicieran o en los líos en que se metieran...! Pero...¿a quien quería engañar? Seguía locamente enamorada de ellos, por mucho resentimiento que sintiera, debía admitirlo, eran unos idiotas, lo seguían siendo, nadie los cambiaría, pero eran irresistiblemente guapos, ¿por qué Dios? Creí que los había superado, al menos había aprendido a vivir sin ellos, no me pasaba las noches pensando en ellos, y justo  cuando estaba comenzando a retomar mi vida, los pusiste otra vez en mi camino.

Llegué a mi piso junto a Laura, era tarde, no teníamos hambre ni nada por el estilo ya que nos habían dado comida en el avión, cada una de nosotras se fue a su habitación, al cerrar la puerta de mi cuarto, no me dio tiempo de ducharme, ni siquiera de cambiarme el chándal que llevaba, caí rendida sobre la cama hasta el día siguiente. Me levanté para ir a la oficina, me coloqué un conjunto de falda y americana que resaltaba mis curvas, recogí mi pelo en una coleta baja, y finalmente un maquillaje sencillo, me dirigí a la oficina sin Laura, ya que se había enfermado durante la noche y se encontraba muy mal, me dirigí a la oficina con buena actitud, tenia ganas de volver a la rutina, por muy simple y aburrida que fuera, era segura tenía la tranquilidad y una vida normal asegurada.
Al llegar a la oficina todos me saludaron, aún que tenía un cargo superior me gustaba alardear de que tenía una buena relación con los que estaban bajo mi mando, no era la típica relación laboral jefe empleado, en la que me tendría que comportar como una completa idiota, y explotarlos trabajando, fui hasta mi despacho, Dios no me acordaba de lo mucho que me encantaba mi despacho, el otro era mucho más industrial y apagado este sin embargo, se notaba que se había decorado con mucha ilusión y tenía unos colores sutiles y alegres, alguien llamó a la puerta, al dar permiso mi jefa entró, me levante a saludarla, me alegraba de verla tenía una muy buena relación con ella, la empresa en general tenía un ambiente familiar, todos nos llevábamos bien con todos al menos en el trabajo y eso se notaba en el ambiente, ella me dio un fuerte abrazo.

—Hola jefa, ¿como ha estado? - pregunto al separarme del abrazo.
—Alexa, te hemos echado de menos...- rio ante su comentario - lo digo en serio, no ha habido problemas con ningún cliente, pero se notaba tu ausencia, tú siempre lo tienes bajo control...
—Bueno ya estoy de vuelta, y por cierto los contratos allí salieron a la perfección.

Estuve unos minutos más hablando con ella y luego se fue a una reunión.
Las horas pasaron y ya era hora de volver a casa, se me había hecho un poco de noche, en la recepción me topé con Leonardo, me vio emocionado, se acercó y me abrazó, no voy a mentir ese abrazo fue muy reconfortante, sus largos y musculados brazos rodeaban por completo mi cintura, me elevó un poco del suelo yo para más seguridad lo abracé por su cuello, no pude evitar un agradable aroma a perfume masculino, tenia un olor fuerte pero dulce a la vez, muy adictivo, cuando me bajo me lo quedé viendo, tenia un aspecto un poco cansado, pero gracias a su sonrisa su piel estaba resplandeciente, su pelo ligeramente engominado dejaba escapar dos mechones rebeldes sobre su frente.

—Ya has vuelto...
—Si, por fin, estaba deseando volver - le doy un gran sonrisa.
—¿Es tarde que heces todavía en la oficina? - pregunta poniendo una mano sobre mi hombro.
—Eso mismo té podría decir yo a ti...- alzo la comisura izquierda de mi labio mientras ladeo la cabeza.
—Bueno hay mucho trabajo...estoy agotado...- pasa una mano por su pelo.
—Igualmente, había un poco de trabajo acumulado - soltó una risa un forma de suspiro mientras estiró mis brazos hacia arriba en forma de estiramiento.
—Vamos te llevo - Lorenzo me agarra suavemente de la muñeca.
—O no, no hace falta he traído mi coche...
—¿Donde está? - pregunta mirando hacia la calle.
—Un poco lejos la verdad...- murmuro esa frase y suelto una risilla tímida.
—Por eso te llevo, no tengo ningún problema si es lo que piensas.
—No es eso, es que si no me voy en mi coche mañana tendré que venir andando a la oficina y tardaré más y llegaré tarde - aseguro un poco nerviosa.
—No importa, juro que mañana voy por ti.
—...está bien...iré contigo.

Salimos del edificio y fuimos hacia su coche, ya sentados se notó una diferencia de teme pelea Tura agradable froté mis manos para entrar en calor, pasaron aproximadamente diez minutos hasta que llegamos al portal de mi edificio.

—Bueno Lorenzo, muchas gracias por traerme...- cojo mi bolso y abro la puerta del coche.

Estaba a punto de salir del coche pero él me cogió del ante brazo y me hizo sentarme otra vez, en un rápido movimiento me dio un corto pero cariñoso beso en los labios, lo miré y noté como mis mejillas se ruborizaban.

—L-Lorenzo...- susurro.
—Alexa, sabes que me gustas, no puedo contenerme más.
—Lorenzo si te digo la verdad, no me apetecía hablar de esto justo ahora porque sabía lo que te diría - lo miro a la cara y una diminuta sonrisa en forma de disculpa asoma mi cara - eres guapo, inteligente, gracioso, caballeroso, romántico... todo lo que cualquiera pediría en un hombre, pero yo ahora mismo estoy confusa y no me veo preparada para nada de este tipo...mejor que quedemos como amigos y ya no se lo que nos deparará el futuro, lo siento...
—No te preocupes, te entiendo, te daré tiempo, mientras tanto amigos - me da la mano y las agitamos en forma de trato - eso si, si en algún momento cambias de opinión estaré ahí...por el momento claro.
—Gracias por entenderlo, adiós hasta mañana.

Salí del coche y me dirigí a mi apartamento al entrar, vía Laura tirada en el sofá abrazando una bolsa térmica de agua caliente, cuando me vio me dedicó una débil sonrisa, solté mi bolso y me acerqué a ella para saludarla.

—¿Como se encuentra la loca de la casa? - me siento a su lado.
—Como él puto culo - dice congestionada.
—Ooo pobrecita mi niña ven, ven - abro mis brazos asintiendo para que me de un abrazo.

Me abrazó y apoyó la cabeza en mi hombro derecho, me recosté en el sofá haciendo que ella quedar tumbada sobre mí mientras le acariciaba el pelo, un rato después ella se quedó dormida así que no me quedo otra que cogerla con dificultad y llevarla a su habitación,  esa noche dormiría en su cuarto, siempre hacíamos lo mismo cuando, cuando alguna de las dos se enfermaba la otra dormía con ella por si le ocurría algo o simplemente por si la otra necesitaba.

Al día siguiente Lorenzo cumplió sus palabras, vino a recogerme y fuimos a la oficina a trabajar, las horas pasaron, ya había puesto bastante trabajo al día, estaba concentrada redactando unos documentos cuando por el teléfono del despacho me llamo la CEO para que fuera a su despacho, me levanté de mi silla y me dirigí al despacho de la jefa.

—Hola...¿qué ocurre?
—Pues resulta que uno de los clientes que llevaste allí en San Francisco han quedado tan satisfechos con tu trabajo que han venido para firmar un contrato con nosotros de confidencialidad, para hacer sus próximos proyectos junto a nosotros.
—Oh, que bien, ¿y quienes?
—Acaban de llegar - abren la puerta y ella se levanta q darles la mano - hola, que bien que al fin nos conocemos...

Me giré para saludar igualmente, pero lo que vi me dejó sin habla...

MIERDA...

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Bueno este capítulo no es muy interesante ni largo, por qué no lo tenía muy planeado solo lo he hecho para unir un poco los hechos que vienen a continuación, a demás se me ha juntado que he estado pensando ideas para una nueva historia.

Att:Meli
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Greedy LustWhere stories live. Discover now