Capítulo 11

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Bosque Encantado.

El sereno de la mañana acompañó el cantar de los pájaros. Los rayos del sol insidían a través de las tiendas brindándole una calidez mezclada con frío matutino. Todos en el pueblo comenzaban un nuevo día de trabajo, ocupándose de sus labores desde temprano. Jack estaba ya despierto, estirándose sobre una roca y tronando sus huesos.

—Jack, si haces eso podrías dañarte las articulaciones —Yelena, quien pasaba por ahí, lo reprende desde los cultivos.

—Lo siento, Yelena —se disculpó el peliblanco dejando de estirarse.

—Tu hermana está esperándote en el lago. Dijo que llevaras a los guardianes contigo —le informa entonces recogiendo las hierbas malas y colocándolas en una cesta.

—¡Gracias, Yelena! —el albino salta impulsándose con el viento.

Aterriza sobre la rama de un árbol y luego se desliza por el tronco hasta el suelo. Camina hacia la tienda que compartió con Hiccup la noche anterior y se dió cuenta al abrirla de que el castaño no estaba.

—¿Hiccup?

—¿Me buscabas? —escuchó a su lado para darse la vuelta y ver al jinete de dragones ajustándose la armadura de los antebrazos.

—Estás despierto, dragón. ¿Listo para entrenar tus poderes de tierra?

—No estoy para nada listo, pero igual lo haré.

Los dos rieron al unísono y luego vieron como las chicas se acercaban a ellos. Mérida venía tallándose el ojo derecho y Rapunzel se estiraba con esmero.

—Buenos días, par de princesas —Jack las saluda animado.

—Buenos días —responde la rubia aún somnolienta.

—Buenos días. ¿Te levantaste de buen humor, Frost? —Mérida se burla cruzando los brazos.

—Por supuesto que sí. Hoy aprenderemos a usar mejor nuestros poderes —él tomó el frío del aire y lo paseó por los cuerpos de sus acompañantes.

—¡Eeh~ está helado, Jack! —Hiccup se abraza a sí mismo.

—¡Oye, tengo frío! —se queja Rapunzel cubriéndose con su cabello.

—¡Deja de hacer eso, muñeco de nieve! —Mérida apretó los puños y disipó el frío al desprender calor de sí misma.

Todos quedaron sorprendidos, y sus miradas se cruzaron.

—Parece que Jack y Mérida son polos opuestos —comenta el pecoso.

—Es sorprendente —la ojiverde aplaude.

—Bien, mejor no nos acerquemos demasiado —Jack sugiere por seguridad.

—De acuerdísimo —Mérida comienza a caminar hacia la salida del campamento.

—¿A dónde vas? —el ojiazul le pregunta.

—¡A donde no estén tú y tu trasero helado!

—Hiccup, ve por ella, por favor. El lago queda del otro lado —Jack mira a su amigo y éste asiente aludiendo el nombre de la pelirroja.

—Creo que es natural el que ustedes no se lleven bien —Rapunzel comenta y entonces Jack permanece mirándola más de la cuenta. Al percatarse de esto, la rubia frunce el ceño—  ¿Qué sucede?

El albino parpadea avergonzado—. Nada —niega rápidamente volteando a ver que Hiccup y Mérida se acercaban—. Vayamos al lago, síganme —añade comenzando a caminar hacia el lado opuesto a los cultivos.

Guardianes | The Big FourWhere stories live. Discover now