La familia Royalty es una de las familias más curiosas y poderosas entre la mafia y la realeza.
cuentan con sus propias reglas, reglas que están estrictamente prohibidas de romper. En ese terreno la traición se castiga con la muerte misma y la más h...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Priscila
Me encontraba caminando junto con Raquel en el inmenso patio de los Royalty.
Habían pasado días desde que le hice la propuesta a William y no a pasado nada todavía, era de esperarse después de todo, la familia Royalty primero observa y luego ataca al parecer notan algo mal entre William y yo por eso no hacen absolutamente nada.
-amm señorita priscila-
-si Raquel?-
-ya es hora del almuerzo-
-otra vez a verle la cara a esos buenos para nada-
-tranquila señorita Priscila, después de todo puede quedarse aquí y yo le traigo la comida-
-no te pondré en peligro Raquel, pueden sospechar-
-lo se..-
-creeme que te aprecio lo suficiente como para que no lo hagas-
-lo comprendo señorita Priscila-
-me alegra mucho que no me allás dejado sola en este momento-
-nunca la dejaría sola, recuerde que junto con el señor William y saimon somos un equipo-
-lo se mi querida perla-
Acaricie la cabeza de Raquel cómo una señal de afecto, algo que la hizo sonreir.
Sin darnos cuenta llegamos a la puerta que lleva al comedor, Raquel se hiba a ir pero la detuve por que quería hacer algo, era riesgoso, pero lo haría.
-quedate conmigo Raquel-
-no hará eso mi señora ¿Verdad?-
-tranquila, en esta no probaras mi comida-
-eh?-
Abrí la puerta sin dejar que ella especulara, vi el comedor junto a las personas que estaban sentadas, ellos dirigieron la mirada hacia mí con unas risas de hipócritas digna de ellos.. esos idiotas..
Me dirigí hacia donde estaba William sentándome a su lado junto con Raquel que estaba detrás de mi al igual que las otras criadas/os de cada miembro de la familia.
-buenas tardes chicos-
Saludo el tío Raimon con una sonrisa que deja de todo menos felicidad y eso ya era una mala señal.
Nunca nos a sonreído, jamás en su puta vida desde que supo que éramos los herederos...
-buenas tardes tío Raimon..-
Dijimos William y yo al unísono mientras lo mirábamos con seriedad.
Cuando me sirvieron la comida cogí el cubierto correspondiente y justo antes de comer la voz nerviosa de mi hermana del medio hablo.
