Celebración II

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Robert estaba eufórico, en su primera temporada con el Barcelona habían ganado LaLiga, después de todo, no había ido tan mal como creyó cuando se cambio de equipo.

Desde el momento en que Pablo, Frenkie y Pedri se fueron a bailar, no soporto ver que su chico era el centro de atención, y que a pesar de rechazar a todos lo que se acercaban. Los hombres que estaban ahí, tuvieran la libertad de pensar que estaba soltero.

Dejaron a Marc en la mesa, y él y Ferran se dirigieron a la pista. Haciéndose espacio entre la gente y los cuerpo sudorosos. Hasta llegar a Pablo, pegándose por detrás moviéndose a la par que él.

–Hola guapo. ¿Estas soltero? –Susurró en su oído. –Me gustaría invitarte una copa.

El menor soltó una risa y se volteo, envolviendo sus brazos alrededor de su cuello. No sabe en que momento Frenkie desapareció de su lado y fue reemplazado por Ferran. Sin embargo, se dejó envolver por el ambiente y las manos que se aferraban a su cadera.

"Amigos con derechos" empezó a sonar por todo el lugar. Robert acaricio aun más su cadera, pegándolo completamente a su cuerpo.

"Te presto mis ojos, para que veas lo hermoso que eres"

Pablo sonrió y se movió al compas de su compañero, cerrando los ojos en el proceso.

"Te presto mis dedos para que recuerdes, todo lo que hicimos esa noche del viernes"

Robert intentaba torpemente seguir la letra en español, causando risas divertidas del español al oír las palabras siendo mal pronunciadas.

–¿Es algún tipo de sugerencia?

–Solo si así lo quieres –Robert acarició su mejilla con suavidad.

Tenía que admitir que desde que se divorció, creyó que ya era demasiado viejo para encontrar a alguien nuevo, sin mencionar que tenía dos hijas. Eso complicaba demasiado las cosas para encontrar una pareja potencialmente aceptable. Al menos hasta que entró al Barcelona.

Aún recuerda la primera vez que lo vio, Robert había entrado en el comedor, justamente cuando todos estaban comiendo y Gavi fue de los primeros que se acercaron a darle la bienvenida. Recuerda los delgados brazos de su novio rodearlo con afecto y cariño, mientras que él se quedó paralizado, limitándose a daré unas palmaditas en la espalda.

Gavi representó un cambio positivo en su vida, haciendo que la integración en el club sea más amena.

Sin pena, besó al chico en la pista de baile, frente a cientos de personas a su alrededor, con una mano en su cadera y la otra en su mejilla.

Pablo dejó salir un gemido.

"Te presto mis besos, y me los devuelves, así tengo una excusa para volver a verte"

–Tal vez deberíamos irnos. –Jadeó el español.

–Si, deberíamos.

En su camino a la salida, se encontraron con Frenkie y Marc, ambos con la ropa desalineada y los labios hinchados. Pablo soltó risas divertidas y no pudo evitar burlarse del neerlandés. Al final, fue Robert quien se despidió rápido de ambos jugadores.

En todo el trayecto, ninguno de los dos pudo evitar mantener las manos quietas. Haciendo del camino extremadamente largo. Por lo que, cuando llegaron, simplemente ni siquiera tuvieron los ánimos y las ganas de llegar hasta la habitación.
Robert había acorralado al menor contra la puerta. Quitándole con desesperación la camisa, casi a romperla.

–Eres un salvaje –La risa vibro contra su cuello, arrancándole un gemido.

El polaco chupo y lamió su cuello, mientras sus dedos estimulaban sus pezones. Pablo jalo de su cabello para volver a besarse. Empujó al mayor hasta hacerlo caer sentado sobre el sillón.

Sonrió satisfecho de la imagen que tenía frente a él, se desabrocho los pantalones y dio la media vuelta, para después bajarlos por sus regordetas piernas, en un baile sensual y erótico. A su paso, se quito el bóxer, los zapatos y los calcetines. Quedando completamente expuesto ante los ojos lujuriosos de su novio.

Robert disfrutaba completamente de la vista, sus pantalones comenzando a incomodar, sus manos picando por querer tocar y perderse entre esas piernas lechosas. Pablo se arrodillo frente a él, entre sus piernas, desabrochando su pantalón, dejando expuesto su miembro erecto.

–Pablo –Contuvo el aliento al ver como se inclinaba y empezaba a dar pequeñas lamidas a su miembro, causándole varios escalofríos. Su perdición fue cuando lo metió completamente a su boca, un gemido salió de su boca, echando la cabeza hacía atrás.

Su mano fue a parar a los cabellos castaños, guiando su ritmo y sus movimientos. No podía seguir así, necesitaba estar dentro de su chico. Quería venirse dentro del menor, no en su boca. Lo levanto con suavidad, se terminó de quitar el pantalón y la ropa interior, y lo hizo sentarse en su regazo. De un cajón de la sala sacó un condón y una botella de lubricante.

Se iba a poner el condón cuando la mano del menor lo detuvo.

–En el club me dan una terapia hormonal para eso –Se sonrojó –No lo necesitamos.

–¿Estas seguro? –Acarició su mejilla. El chico asintió.

Robert le regalo una sonrisa, puso lubricante en sus dedos y los acercó a la zona baja del español, masajeando el anillo muscular antes de introducir el primer dedo. Pablo gimió por lo bajo, enterró sus uñas en los brazos del mayor cuando sintió la invasión.

Un segundo dedo entro, preparándolo, y poco después un tercer dedo había sido introducido. Los gemidos del menor eran convinados con el chapoteo que hacían sus dedos al entrar y salir.

–Po-r Por favor, daddy –Gimió, recargado sobre el pecho de mayor.

–Dime que quieres, my golden boy.

–Te quiero a ti, por favor.. –Tembló.

Gimió cuando los dedos dejaron de estimularlo, su anillo muscular contrayéndose ante la nada. Volvió a gemir alto y fuerte cuando la punta de la polla de Robert fue entrando, abriéndolo poco a poco hasta quedar completamente adentro. Ambos gimieron.

Robert puso sus manos en la cintura del español, incentivándolo a moverse. Su próstata siendo golpeada con brusquedad y rapidez. Gavi sentía su estómago comenzar a contraerse, un nudo que se formaba en su vientre y bajaba hasta su pelvis. Intentó tocarse para acelerar su orgasmo, pero las manos del polaco lo detuvieron.

–Hoy no, bonito. Esta vez te vendrás solo con mi polla dentro tuyo.

–Daddy... Por favor. –Unas gotas solitarias de agua se asomaron por su rostro ante la estimulación.

Ese nudo que sentía en su vientre, estalló en un placentero orgasmo. Manchando el abdomen de su novio. Robert acelero las embestidas, para terminar dentro del chico.

–Dios, Pablo.

El español se dejó caer sobre el cuerpo del mayor, siendo cubierto por su brazos. Ambos intentando regular su respiración.

–Es la primera vez que celebro un titulo así. –Gavi soltó una risa tímida. –Si así va a ser siempre, daré de mi lo mejor para ser celebrado así

Esa noche ninguno de los dos durmió más allá de dos horas. Para su fortuna no tenías que ir al día siguiente a entrenar o sabían que sería su perdición y la burla de todo el equipo.

Azul & Gris |  Lewavi & MarcFrenTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang