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Ya estábamos en la parada de King's Cross. Talitha estaba hablando con Nidia y podía imaginarme la conversación.

-¿Entramos?- pregunta Fred.

-Sí, vamos.

-¡Celeste!

Miro a mi prima.

-Mamá te llama.

-Ahora os busco.

Los tres asintieron y yo fui con mi tía.

-Cel, tengo que pedirte por favor, no te metas en líos. Sé que intentarás hacer lo mismo de siempre, cuida de tú prima y por favor, no intentes nada.

-No te preocupes por eso.

-Estudia mucho.

Antes de irse dejó un beso en mi frente como nunca había hecho.

Llegué al vagón algo confusa.

-¿Qué te ha dicho?

-Lo de siempre.

Escuchamos a Molly gritar el nombre de Ron y los cuatro intentamos asomarnos.

-Casi se le olvida la rata.

-Ha eso no se le puede llamar rata- dice Fred riéndose-. Es la vieja mascota de Percy, y ahora que él está "súper ocupado" con sus estudios y siendo el preferido de mamá necesitaba nuevo dueño.

Alcé las cejas y escuché atenta la conversación participando de vez en cuando.

En mitad del trayecto, con el fondo de un paisaje oscuro por la ventana el tren fue bajando la velocidad hasta pararse del todo.

Yo acababa de terminar de ir al baño después de reunirme con los prefectos (cosa que puede, solo puede que se me olvidara un poco) y aún estaba en el pasillo mientras veía a la gente abrazarse buscando algún tipo de calor, una escarcha creándose alrededor de los cristales y unas figuras oscuras entrando en el tren.

Flotaban, con un manto negro roto que les cubría el rostro y el cuerpo que parecía inexistente, las risas cesaron.

Las figuras pasaban de largo a veces, otras entraban en los compartimentos.

-Nidia- dije débilmente cuando una de las figuras pasó de largo y fue en dirección al compartimento de mi prima.

Seguí a la figura y poco a poco caí en la cuenta de que eran dementores, encargados de Azkaban.

Se encargaban de quitarte cualquier alegría dejándote vacío por dentro.

Apunto de llegar al compartimento de mi prima sentí que las piernas me fallaban y desfallecí.

-Cel. Levanta.

Abrí los ojos, estaba enrollada en una manta caliente y con los tres bichos mirándome.

Me había desmayado justo en frente de nuestro compartimento y ellos se habían encargado de calentarme.

-Por fin despiertas, toma, chocolate caliente- dice mi tío Lupin en la entrada guiñandome un ojo.

Sonreí. Probablemente venía de uno de sus batidos de chocolates, le encantaba el chocolate.

-Debo irme, Harry se ha desmayado también. Un ataque de dementor. Vuestra prima está bien, no os preocupéis.

-¿Cómo estás?- me preguntó mi hermano cuando se fue nuestro tío.

-Bien.

-No sabía que el profesor nuevo iba a ser vuestro tío- dijo Fred.

Perdida (Escribiendo)Where stories live. Discover now