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El chico sonrió al muchacho que está vestido de un bello color carmesí, el más vivo de toda la sala, caminando a los brazos de su padre. Que al llegar abrazó a su príncipe querido, tomó la corona de oro y la colocó sobre el cabello del otro.
〝¡El príncipe a regresado!¡La maldición acabó!〞gritó con euforia más de otro grito lo acompañó, todos se sentaron en sus mesas para disfrutar del delicioso banquete que habían preparado por el regreso del bello joven, el cual una vez fue una bella flor que creció pero fue maldita.
El chico se quedó sentado en su lugar sonriendo a todos y recibiendo los regalos de su regreso con gratitud.
