Con el aire imitando al fuego,
Y el corazón a mil por hora,
Te anhelo,
Pero al tú primero.
Sentirme querida de tu parte
Es lo que más deseo,
Con ganas de besarnos toda la tarde
Sin un solo descanso, eso quiero.
Pero el amargo sabor de la decepción
Aparece en mi boca,
Cuando tus besos fríos la alcanzan,
Y tirito de frío en la penumbra de la soledad.
Ambos sufrimos, puedo entender
Que entre más lo intentamos
Más hemos de perder,
Pues el corazón es sabio y creo saber
Que el perdón ya no cabe en nuestra piel.
Separarnos será lo mejor,
Pero duele, es un paso difícil,
Aún no sé si podré sobrevivir,
Tendré que dejar ir el rencor.
Quizá en un tiempo lejano te vea en la calle,
De la mano de otra persona,
Tan inolvidable,
Que mis ojos se aguadarán, al ver tal imagen.
Tu pelo de lado, miel, tan brillante,
Y tus pestañas largas con ojos pequeños,
Me mirarán y me dirán que ya no existe,
El amor que durante tanto tiempo me prometiste.
Queda un sabor amargo en mi boca
Al pronunciar tu nombre,
Los celos incontrolables,
Y las peleas interminables.
Lo intenté todo, llorar, reír,
Ser amable y cruel,
Intenté odiarte y amarte más que nunca...
Nada funcionó, la oscuridad de tu ser interior nos arrastró.
Nos arrastró a una penumbra llena de dolor,
En dónde cada día se convierte en un sufrimiento eterno,
Y hace surgir lo peor de cada uno,
Por eso digo cosas que no pienso, y tú me tratas con total indiferencia y rencor.
