Capítulo treinta y seis: Tú y yo

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Theo tomó su chupito de la barra y con su mano derecha lo levantó y comenzó a hablar. Buscaba brindar o celebrar con respecto a nuestro lugar en el Sunset y su camino hasta este minuto. No quería ser el grosero de la situación y decirle que no lograba oírle nada con la música que salía a todo volumen desde algún lugar de este oscuro espacio, así que me mantuve en silencio observándolo.

Elián a mi lado, sentado en uno de los taburetes de la barra, sonreía divertido compartiendo una mirada conmigo. Él tampoco quería ser grosero e interrumpir a su hermano. Claro.

Diría que Félix siempre era el primero en levantar la mano cuando las palabras "fiesta" y "personas dispuestas a recibir cariño ajeno" se encontraban sobre la mesa, pero su negativa en salir y preferir quedarse encerrado en nuestro hotel de muerte, nos dejó desconcertados a la mayoría.

Al dejarlo y después retomar nuestro camino hacia la fiesta privada que organizaban exclusivamente para el equipo de la gira, su expresión era sombría. Hice un recordatorio mental de preguntarle luego que le sucedía.

Contando que, su sonrisa no se borró en lo que resto del concierto, creía que lograría prolongar su entusiasmo hasta este momento.

Ahora era Theo quien había dicho que tomaría la palabra por él, ya que era el segundo líder de la banda.

Luego de muchas palabras distorsionadas, lágrimas falsas y risas a sus propios chistes, levantó su bebida y quedó en espera por varios segundos. Elián y yo reaccionamos al instante y chocamos su limonada y mi agua con emoción. Muy orgulloso pidió otro mientras la risa de su hermano llegaba a mis oídos.

Sacudí la cabeza y desvíe mi atención al resto de las personas que alborotan el recorrido lugar. El suelo de madera temblaba bajo mis pies. La música del DJ no era mala, pero nos irritaba que no pasara más de una cuántas canciones diferentes a todo volumen.

El lugar estaba a punto de reventar si seguían dejando entrar a gente. Obviamente, la noticia de que una banda famosa se encontraba en el sitio era algo con lo cual las personas se revolucionaban, hasta las que siquiera los conocían. Muchos iban y venían.

Ninguno era a quien yo esperaba.

Masón levantó su botella de cerveza a mi dirección justo cuando mis ojos buscaban rastros de una cabellera castaña, encontrándolo en una esquina de la zona exclusiva, con algunas fans insistiéndole en algún autógrafo.

Fruncí el ceño y sentí mi cuerpo tensarse. Aun con ciento de personas aquí, el aire se había espesado con amargura.

Ese tipo está obsesionado hasta la médula con nosotros. ¿Qué mierda le sucedía?

Willow, el guitarrista de Redskin, estaba junto a él, siendo más receptivo a las fotos y abrazos de sus seguidores.

Félix intentó firmar autógrafos cuando salíamos del lugar y nos dirigíamos hacia el autobús. Digamos que obligar a alguien a recibir tu firma solo puede terminar en una cachetada directa en tu mejilla.

El tirón en mi brazo me hizo dejar de mirar hacia aquel espectáculo y concentrarme en Elián.

—¿Dónde está Gia? —Sus cejas se fruncieron confundido.

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