capitulo 1

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Na Jaemin no estaba de buen humor.

—Todavía no entiendo porque no puedo tener a un fisioterapeuta que me conozca. No conozco a ese tipo.

La mirada que su asistente personal le dedicó podría considerarse profundamente sufrida en el mejor de los casos.

—Porque los fisioterapeutas del club ya están tapados de trabajo —dijo ella—. Y, el Dr. Lee quiere que trabajes con un terapeuta de su confianza.

Jaemin chequeó la hora en su teléfono.

—El tipo está demorado. No tengo todo el día.

Volteó el rostro para ocultar su sonrisa mientras Karina apretaba los dientes. Sin embargo, su voz sonó increíblemente calmada mientras decía— Él está solo 17 minutos demorado, Jaemin. Y es la tercera vez que dices eso durante los últimos 5 minutos.

Jaemin le dedicó una mirada inocente.

—¡Pero él está llegando tarde!

—Tú llegas tarde todo el tiempo princesa —Karina murmuró bajito, claramente sin intención de que él la oyera. A pesar de ser su asistente personal durante un año, Karina aún no tenía idea de cuán aguda era su audición y tenía el hábito de decir cosas sucias sobre él cuando pensaba que no podría oírla. Era bastante molesto.

Jaemin evitó sonreír. Sabía que probablemente debería dejar de irritarla deliberadamente, pero estaba tan aburrido. Ahora que él estaba lesionado y bastante confinado dentro de la casa, molestar a su asistente personal era la única cosa remotamente interesante para hacer. Era casi gracioso ver a Karina tratando de contener las respuestas ingeniosas que deseaba dar. Casi.

—Lee Jeno está altamente recomendado —dijo Karina más fuerte —Estoy segura de que hay una buena razón para su tardanza. Es un fisioterapeuta, y entrenador personal, exageradamente costoso. Debe ser bueno.

Jaemin se encogió de hombros. El médico de su equipo le prometió encontrar al mejor fisioterapeuta para ayudarle a recuperarse de su lesión en la ingle, pero Jaemin no había pedido ningún detalle; ese era el trabajo de Karina.

—¿De qué me sirve eso a mí si él no está aquí? Mi lesión no va a curarse por sí sola. Estoy cansado de esperar.

—Entonces volvamos dentro —dijo Karina, con una nota de exasperación arrastrándose en su voz de nuevo— de todos modos, estoy bastante convencida de que no se supone que estés caminando.

Apoyándose contra el árbol, Jaemin miró la casa y frunció el ceño.

—Estoy harto de estar atrapado dentro durante todo el día. No soy un inválido —Esta vez no se quejaba solo para molestar a Karina. La falta de actividad realmente lo estaba volviendo loco. Extrañaba el fútbol.

Extrañaba la sensación de estar sano y en forma, el viento en su cara mientras corría hacia la portería, la alegría que sentía cuando metía un gol, el rugido de la multitud cantando y coreando su nombre. El fútbol era su vida. Lo único que importaba.

Jaemin miró al cielo gris. Ya estaban en marzo. La Copa del Mundo estaba a tan sólo tres meses de distancia. El tiempo se estaba agotando. Necesitaba volver al campo de juego tan pronto como fuera posible, y recuperar su forma, si quería impresionar al entrenador del equipo nacional. Jaemin podría ser el jugador más talentoso de Inglaterra en generaciones (en su humilde opinión), pero tenía, relativamente, poca experiencia a nivel internacional y sabía que eso obstaculizaba sus posibilidades de ser elegido. El entrenador era bastante anticuado y prefería a veteranos fiables antes que a las jóvenes estrellas en ascenso. Y ahora su lesión sólo lo había complicado todo. Cuanto más tiempo estuviera lesionado, menores serían sus posibilidades de participar en la Copa del Mundo. Y para empeorar las cosas, estaban en marzo y todavía no tenía un fisioterapeuta, o mejor dicho, su fisioterapeuta aparentemente había decidido que tenía mejores cosas que hacer que su jodido trabajo.

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