El barco y el salvavidas.

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-¿Así que solamente te tomaste ese shot de Vodka para que yo no lo bebiera?, estás loca.

-¿En verdad crees que lo haría por ti? simplemente se me apetecía probarlo.- sonreí ligeramente mientras ella negaba irónicamente su acción, A veces no entendía a Seyran, me alejaba pero al mismo tiempo me acercaba, era como estar en zona de riesgo donde ocurriría una catástrofe de la nada, estar con ella era como estar con pies de plomo, no podía confiarme, porque ella no me amaba.

-Ven vamos a bailar- Sujete sus suaves manos con las mías intentando disipar mis pensamientos, ya tenía suficiente con lo de mi padre como para querer hacer frente a mis sentimientos.

-No no no, prefiero quedarme con mi hermana. - ella se negó a levantarse y prefirió negar con su cabeza a pesar de que estaba sonriendo, Seyran amaba bailar solo que tenía pena.

-Vamos pistacho ¿acaso en Antep no bailan? vi a tu padre hacerlo muy bien - Su sonrisa se amplió y finalmente se levanto del sillón, bese sus manos con dulzura como si fueran el tesoro mas grande que tenía, y de cierta manera lo era, Seyran era mi mayor tesoro y mi mas grande sufrimiento.

Pero por un momento me olvide de eso, me propuse a pensar que solo era ella y yo en una disco de Estanbul bailando como dos jóvenes tontos enamorados que no paran de pelear mientras se aman ¿amor? sí eso suena bien, Seyran me ama, suena muy bien.

Sus manos pararon en mi cuello y simultáneamente rodee su cintura con ambos brazos, la música era tan envolvente que me tuve unas tremendas ganas de besarla, ¿y si lo hacia? sus enormes ojos tan jodidamente bellos me hacían perderme como un crucero a punto de hundirse.

-¿Ferit?- me miró extrañada, con el poco tiempo que llevábamos conociendo Seyran me conocía mejor de lo que quería aceptar.

Solté su cintura y volví a mi figura de siempre, le sonreí mientras seguía bailando y la animaba a que bailara a mi lado, que se vaya al carajo lo demás soy yo Ferit Korhan en este club con la chica mas guapa de la pista, así que porque no coquetear un rato y disfrutar, ella me regreso la sonrisa y se acerco a mi lado, su cuerpo se sincronizo al ritmo de la musica y me perdí en eso, las canciones siguieron sin parar junto con nosotros bailando, de vez en cuando me pegaba a ella y besaba sus manos, ella me correspondía pasando sus brazos por mi pecho esto era el jodido cielo de Estambul.

Entre unos cuantos tragos mas y seguir bailando me sentía mas eufórico y feliz de lo que estaba, Seyran nunca me dejo, a pesar de que lucia cansada no se sentó ni un solo momento hasta que mi valentía comenzó a convertirse en estupidez.

-Vamos Ferit ya es tarde, descansemos un poco- tenía que susurrarme debido al fuerte sonido de la música, tome sus manos y me quedé estático, quería preguntarle la duda de mi sufrimiento, por qué no me amaba, por qué ella parecía tan tranquila a mi lado cuando yo me quemaba con tan solo su toque.

Moví un mechón de su cabello atrás de su oreja y dejé mi mano en su mejilla, se sentía tan cálida, ella era muy cálida.

-¿Qué me haces Seyran? ¿Qué me hiciste? - Ella se alejó lentamente de mi

-Ferit, no te encuentras bien vamos a casa- la aparte de mi camino y me aleje de la pista de baile, así era siempre.

Me senté en el sillón con fuerza intentando concentrarme en la verdadera razón por la que me encontraba aquí, cerré mis ojos mientras la sensación del alcohol seguía ayudándome como una droga, tal vez eso era lo que necesitaba olvidar todo un poco.

-Ferit has estado muy raro desde que salimos ¿estás bien? - Intenté no escucharla, ella no tenía que ver con esto pero la cálida sensación de su mano reconfortandome me hizo recordar al Ferit de 8 años llorando y rogando no salir del país.

Quiero que te rindasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora