cap. 2

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II

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        QUIRÓN LE HABÍA OBLIGADO A HACERSE CARGO DE VIGILAR AL CHICO NUEVO. Y Aurora amaba hacerse cargo de los nuevos campistas. Podría asegurarse de que el chico tuviera una buena entrada en el mundo de la mitología, tal vez asegurarse de que tuviera una amiga dispuesta a ayudarle en todo lo que necesitara.

Su nombre era Percy Jackson, eso le había contado Quirón.

La chica entró en la enfermería casi saltando de la emoción cuando algo le hizo detenerse en seco. Annabeth Chase. Todo el mundo debía admitir que Annabeth parecía haber tenido una especial antipatía por Aurora desde que las chicas se habían conocido. Aurora nunca entendió porque Annabeth se negaba a aceptarla en su equipo de captura la bandera, o porque se negaba a enseñarle mitos clásicos, o porque siempre buscaba una manera de burlarse de ella. Aurora admiraba a Annabeth, pero hiciera lo que hiciera, Annabeth parecía odiarla.

-¿Qué haces Annabeth? Le estás asustando.- la mencionada en cuestión estaba casi encima del chico nuevo mientras le hacía preguntas sobre ladrones y rayos.

-Métete en tus propios asuntos Aurora. No es de tu incumbencia.- Le espetó mientras metía varias cucharadas de néctar en la boca del nuevo. Después de asegurarse que el chico había vuelto a dormirse (o morirse, Aurora no estaba segura), salió con paso apresurado, golpeando el hombro de Aurora en el camino. Aurora ya estaba acostumbrada a este tipo de comportamientos de la hija de Atenea, que parecía odiarla desde los 7 años. Tal vez nunca cambiaría.

Aurora se acercó a la camilla donde reposaba el chico (ahora un poco drogado) y se posicionó a un lado para poder verlo mejor. Era un chico guapo, un poco mayor que Aurora, tal vez un par de meses. Era el típico chico que Aurora observaría por diversión sin atreverse a decirle nada.

Tenía un rostro bonito con la piel bronceada. Tenía el pelo como un nido de pájaro pero de alguna manera le daba pinta de rebelde. Sus ojos estaban cerrados pero Aurora estaba segura de que debían de ser super bonitos. El chico tenía lunares esparcidos por su cara y cuello y tenía labios rellenos. Cuando dormía todas sus facciones estaban relajadas y se veía un río de baba cayendo de su boca hacia la sábana. Aurora sacó su pañuelo de seda, aquel en el cual había sido transportada al campamento, y le limpió cuidadosamente la comisura de los labios y por donde había quedado restos de baba. Ya lavaría más tarde el pañuelo.

Aurora apreciaba la cara del chico, y se preguntó quienes podrían ser los progenitores del chico. Aurora intentaba admirar cada detalle del chico. Tal vez si pudiera ver sus ojos podría intentar descifrar de quién era hijo. Se le daba bien deducir los progenitores de los campistas. A veces era obvio, solo tenías que mirar a los ojos, pero a veces, como en el caso de Aurora, costaba más.

Aurora no era buena deduciendo cosas. No era inteligente ni tenía un vocabulario tan extenso como los hijos de Atenea. Muchos la consideraban tonta. Tampoco era fuerte ni habilidosa como los hijos de Hefesto, ni era violenta como los hijos de Ares. No era tan ágil como los hijos de Apolo, ni tenía poderes sobre las plantas como los de Deméter. Y no tenía la superficialidad de algunos hijos de Afrodita. Tampoco era astuta como los hijos de Hermes, y Dionisio desde el principio le había dicho que no era su hija aunque la tratará como tal.

Aurora solo era ella. No era nada. No era nadie. No sabía hacer nada. Aurora era Aurora. Y Aurora amaba. Eso era lo único que hacía. Aurora se consideraba inútil. Pero Perseus Jackson iba a cambiar eso.

Aurora acarició la cara del chico y justo cuando intentaba colocar bien la manta para que pudiera descansar mejor se encontró con un cuerno. Estaba entre las manos del chico que lo agarraba con tanta fuerza que parecía que su vida dependía de él. Así que Aurora lo trató igual. Lo cogió de entre las manos del chico y lo metió cuidadosamente en su bolso. Más tarde le pediría una caja a Luke donde meter el cuerno.

-Bienvenido al campamento Mestizo Perseus.- le susurró en el oído.

Acabó de colocar bien las sábanas cuando Argos entraba en la habitación.

Era un tipo rubio con aspecto de surfero, que siempre estaba vigilando. Tenía cientos de ojos azules distribuidos por todo su cuerpo. Argos era uno de los amigos/padres de Aurora. Aurora lo consideraba amigo pero Argos era demasiado protector como un padre. Aurora de verdad creía que tenía ojos en todas partes (no de forma literal, aunque también). De pequeña le desquiciaba como Argos siempre sabía si estaba haciendo algo malo y le contaba a Quirón. Aunque después iba a la cabaña de Hermes y le llevaba un helado de fresa, el favorito de ella. Aurora amaba a Argos. Y Argos amaba a Aurora.

Él se acercó a ella y le envolvió en un abrazo. Aurora nunca supo si Argos podía hablar o simplemente prefería no hacerlo, pero fuera como fuera, ella respetaba su decisión así que nunca hablaban de nada, simplemente se miraban en silencio. Aurora se aseguró por última vez que Percy Jackson no tuviera de nuevo baba cayéndole por la boca y le guiñó un ojo a Argos para después salir por la puerta de la enfermería.

Aurora esperaba con ansias el momento en el que Percy Jackson por fin se despertara, pero mientras, tenía que conseguir algo donde meter el cuerno del chico.

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Just a Lover- pjoWhere stories live. Discover now