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Esa cabellera negra que le había robado tranquilidad y noches de sueño, con unos ojos igual de oscuros y fríos que parecían no tener otro objetivo más que molestarlo y reírse en su cara. Y aunque la primera persona que vino a su mente fue Sasuke, pronto pudo ver que se trataba de su hermano, Itachi. La expresión de Naruto no tuvo problemas para pasar de ilusionado, a decepcionado y finalmente enojado en menos de dos segundos. Para su sorpresa, hubo una expresión nueva en el rostro de su cuñado, y era de confusión, aunque no duró mucho.

—¡Tú! —. El rubio no dudó ni un segundo en encararlo —¡Todo es tu culpa, maldito! —. Se precipitó en su dirección, los acompañantes del mayor se vieron confundidos pero dispuestos a separar la pelea que parecía querer comenzar. Sin embargo, Itachi hizo un ademán con sus manos para que se mantuvieran al margen, incluso cuando Naruto estuvo frente a él y parecía querer soltarle un golpe en el rostro —¡Túuuu me das mala suerte! —. Se limitó a cerrar con fuerza sus puños sobre el cuello de la camisa de Itachi, quien enseguida notó el estado en el que se encontraba el menor no pudo evitar soltar una pequeña risa divertida.

—Adelantense, más tarde los llamo —. Se dirigió a sus amigos, mientras tomaba por las muñecas al ebrio Uzumaki. Sus amigos lo miraron con incredulidad, pero ante la seguridad de Itachi se encogieron de hombros antes de despedirse brevemente —¿Vienes solo? —. No obtuvo respuesta, Naruto se remolineaba y arrastraba palabras entre dientes, tal vez en su cabeza teniendo una gran discusión que estaba ganando.

Buscó con su mirada algún rostro medianamente conocido, fallando en el intento, aunque no podía decir que aquello lo desanimaba. Quiso guiar a Naruto a la salida con cuidado, pero continuaba en su discusión mental, por lo que se rehusaba a dejarse llevar por aquél que decía ser su enemigo y no dejó de jalonearse hasta que el Uchiha vio como una mejor opción tomarlo de la cintura y subirlo a su hombro. Fue una buena idea hasta que comenzó a querer patalear, y Naruto no era tan ligero como había pensado. Aún así, logró salir de la casa, a pesar de estar seguro de que Naruto había golpeado con sus pies a más de una persona en el camino.

Cuando sus pies finalmente tocaron el suelo, se dejó caer y sin saber cómo es que no había devuelto todo lo que había en su estómago, se quedó en el pasto del patio de la gran casa mientras todo a su alrededor daba vueltas junto con su interior. Cerró los ojos luchando contra el mareo y las náuseas, olvidando por un momento que estaba a punto de retar a su enemigo a un duelo a muerte con cuchillos. Bueno, exageraba.

—¿Ya te sientes mejor? —. Y por alguna razón, aquella aparentemente inocente pregunta fue para Naruto como si hubiera prendido una mecha para hacer explotar en un segundo su temperamento.

Se sentía como una burla frente al semblante lleno de perfección de su cuñado, no entendía qué hacía ahí parado frente a él mientras lo miraba con lo que podría ser preocupación, pero que su embriaguez y sus experiencias previas le decían que no era otra cosa más que burla. Como si no hubiera estado hace cinco segundos tambaleándose y luchando por no devolver su estómago en el pasto, se puso de pie en un segundo y, dejándose llevar por el enojo que repentinamente le había calentado la cabeza, tomó entre sus puños el cuello de la camisa de Itachi, empujándolo a su vez hasta que topó bruscamente con un auto detrás suyo.

El mayor, no lo iba a negar, quedó estático y sorprendido por más de un segundo, la acción le tomó desprevenido y era bien sabido que Naruto no era un debilucho. Aunque él tampoco lo era, no opuso demasiada resistencia ni fuerza en hacer que el otro lo soltara. Lo dejó ser, dispuesto a escuchar lo que el rubio restarudo tenía por decir.

—¡¿Cuál es tu problema?! ¡¿Por qué soy tan cosa para ti?! ¡¿Para Sasuke?! ¡He intentado agradarte pero sólo quedo como un idiota, y es cada vez más molesto! ¡¿Debería besar tus putos pies perfectos para ser el novio digno de tu hermanito?! ¿Te hace más feliz verme arrastrándome? ¡Porque te digo ya que yo no voy a- ! —. Su discurso lleno de indignación fue interrumpido por la acción más insólita que hubiera imaginado nunca.

Itachi hizo lo posible por no llegar a ese punto, pero ¿cómo más podría callar la irritante voz que no hacía más que reclamarle y maldecirlo? Sinceramente, se le estaba subiendo la sangre a la cabeza, y hace ya algunos días que, más que a Naruto, quería callar la voz de su cabeza que cada vez se hacía más fuerte y que le decía que probara aquellos labios que lo hipnotizaban ridículamente, quería provocar que esos increíbles ojos azules que le miraban con furia ahora mismo, lo miraran con deseo.

Y lo hizo. En un arrebato, optó por parar aquella verborrea juntando sus labios con los contrarios. Y no iba a culpar al gallo que se fumó un par de horas antes con sus amigos, culparía totalmente a sus celos, y la irritación de escuchar cómo Naruto lo veía desde su perpectiva. No pudo ser más que un pico, pues el shock que provocó en el rubio le impidió reaccionar de cualquier forma. Itachi no tuvo intenciones de forzar algo más, por ahora se sentía satisfecho con aquella probadita del cielo, al fin y al cabo, había logrado su cometido de silenciar las voces.

Naruto se sentía confundido, sentía que la borrachera se le había bajado en ese momento y estaba seguro de que el mareo y las náuseas que estaba sintiendo no eran por los tragos. Quiso enojarse, esa seguramente era la reacción normal, ¿no? Pero no podía, simplemente podía quedarse ahí como un tonto boquiabierto, sin siquiera poder poner distancia y sin poder apartar su vista de la contraria.

—¿Quieres saber mi problema? —. El azabache finalmente dejó salir su profunda voz, la cual por supuesto hizo recorrer un escalofrío en el cuerpo del rubio, aunque eso no era novedad exactamente —Mi problema, querido Naruto —. Repitió, su voz era suave y baja, pero aún así parecía contener cierto enfado debajo de toda esa seducción —es que sigues detrás del tonto de mi hermanito, cuando deberías estar viéndome a mí —. Declaró, su diestra se tomó la libertad de acariciar desde su sien hasta perfilar su mentón y posarse en su barbilla, sosteniéndola con suavidad. Naruto no pudo moverse, tragó saliva y trataba de ignorar el hecho de que sentía sus piernas debilitarse, no podía apartar la mirada de aquellos ojos que lo miraban con tal deseo que parecían querer hipnotizarlo. Y no iban por mal camino, pues no podía apartar su vista.

Itachi, sinceramente, no resistió escapar una sonrisa al ver cómo había vuelto al Uzumaki un manojo de nervios en cuestión de segundos. Solamente quería seguir probándolo. Y si ya había empezado, no podía quedarse con las ganas.

Volvió a acercar su rostro al de Naruto, quien sin saber reaccionar apenas atinó a cerrar sus ojos con fuerza, hasta ese momento ni siquiera se había percatado que en ningún momento había soltado la camisa de Itachi, había aflojado su agarre por un momento pero ahora nuevamente volvía a cerrar sus puños con presión, lo que provocaba aún más diversión en el mayor.

Volvió a juntar sus labios, esta vez moviéndolos con suavidad en busca de probar un poco más del rubio, y por un momento éste pareció intentar moverlos a la par, pero fue como si de pronto algo hiciera click en su cerebro y sin dar más tiempo a dudas apartó su rostro y rompió el contacto, dando un paso para atrás y soltando por fin la pobre camisa del pelinegro, quien decidió que por una noche era suficiente tortura mental para Naruto y no insistió más.

—Deberías ir pronto a casa —. Desde el primer minuto debió haber sospechado que esa profunda y pacífica pero peligrosamente atrayente voz sería su perdición.































sorpresa, felices fiestas (?)

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⏰ Son güncelleme: Dec 31, 2023 ⏰

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