-Cap 19-

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Regresando a mi mesa después de un viaje rápido al baño, vi que una pila de correo había sido entregada. Sospechaba que, como de costumbre, la mayoría estaría dirigida a Iván. En ese momento estaba fuera del edificio, pero había dejado claro que me recogería en la empresa al final de la jornada laboral.

En la semana que había pasado desde el incidente con Nicolás en el bar, Iván había... bueno, no podía decir que pasara tiempo conmigo, pero me evitaba menos de lo habitual. No había asistido a tantas reuniones externas tardías, así que cenábamos juntos en sus noches libres, a veces en la oficina, a veces en casa.

También me había acompañado en mis visitas a Daniel, Laura y Mario, e incluso a Slime y Mariana.

Había sido una semana tranquila. No había tenido más contacto de Wilbur o Diana. Tampoco había salido ni un pío de Mayichi.

Simplemente había sido... normal. Pero no estaba seguro de cuánto duraría.

Ahora, de pie en mi escritorio, revisé el correo de Iván, separando las cartas a las que tendría que responder personalmente. Solo una vez hecho esto, hojeé mi propio correo. Abriendo un sobre de burbuja marrón, deslicé mi mano dentro y saqué un pequeño joyero. Parpadeé dos veces. ¿Un regalo de Iván? Lo dudaba.

Como estaba fuera del edificio, ni siquiera podía preguntarle.

Más vale que no sea un maldito regalo de Tomás. Pensé que había renunciado a intentar estúpidamente "recuperarme."

Abrí la caja, esperando ver pendientes o algo así. Sentí que mi cara se arrugaba cuando, en cambio, encontré una unidad flash USB. ¿Qué mierda?

Eché un vistazo al interior del sobre. No había ninguna nota, al igual que no había nada escrito en el propio sobre que indicara quién envió el paquete.

Tomando la unidad flash, fruncí los labios y miré mi computadora. Debí volver a poner mi regalo en la caja y ocuparme de él más tarde. Estaba trabajando en este momento, y dudaba mucho que lo que fuera que hubiera en la unidad flash tuviera algo que ver con el trabajo, pero la curiosidad ganó y pronto me encontré insertando la unidad flash en mi computadora.

Unos pocos clics en mi teclado más tarde, descubrí que solo había una carpeta guardada en la tarjeta de memoria. Se llamaba: "Solo pensé que deberías saberlo."

Fruncí el ceño. ¿Qué diablos era esto?

Una parte de mí quería expulsar la maldita cosa de mi computadora y volver a ponerla en su caja. Pero, de nuevo, la curiosidad superó mi desconfianza.

Usando el mouse, hice doble clic en la carpeta para abrirla. Sentí que mi ceño se profundizaba. Se habían guardado nueve fotografías en la carpeta, todas tituladas de ''Pic1'' a ''Pic9''.

Mi corazón comenzó a acelerarse, porque tenía la clara sensación de que no me gustaría lo que estaba a punto de ver. Hice clic en la primera miniatura pequeña para ampliarla. Me encontré mirando una vista lateral de Iván de pie en el umbral de una casa. Un chico estaba de pie en la puerta, vestido solo con una camiseta sin mangas y pantalones cortos.

Mi estómago dio un vuelco lento.

Dios, por favor no dejes que esto sea lo que creo que es.

Lamiendo mis labios, amplié la segunda fotografía. La lente de la cámara se había acercado para que pudiera ver a Iván dentro de la casa. Se paraba en la sala de estar frente al otro pelinegro, que estaba a un metro de distancia. Pasé a la siguiente foto. Ahora estaban más cerca, y la mano de él tocaba su barbilla.

Mi pecho se tensó y tragué saliva.

En la siguiente imagen... oh, Dios, él chico estaba en el proceso de quitarse la camiseta sin mangas.

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