Kim Sunoo

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Las luces de los edificios que se veían por la ventana del automóvil se asemejaban a pequeñas estrellas iluminando el oscuro anochecer. Sunoo suspiro cansado en los asientos traseros, recargando su cabeza hacia atrás.

—¿Cuánto falta para llegar?— pregunto.

—Faltan como cinco minutos— respondió su chofer—. ¿Estás listo?

No respondió verbalmente, solo un sonido de asentimiento basto para dar la respuesta. Se acomodó en su lugar, inhalando y exhalando para relajarse. Odiaba tanto estos eventos en donde solo veía a personas querer presumir ropa de temporada o de algún diseñador que, por el momento, era "exclusivo"; odiaba ver cómo se enaltecían y hablaban como si fuesen una jodida deidad.

—Llegamos.

La voz de Baek, su chofer, lo sacó de sus pensamientos. Se lo agradeció internamente. Miro la ventana para acomodarse el cabello e intentando ver por el reflejo si su aspecto se veía fresco. Sonrió falsamente auto convenciéndose de que estaba feliz, claramente fallando.
La prensa podría ignorar el hecho de que no había una sonrisa en el rostro de Kim Sunoo —siempre lo hacían— pero sus ojos y las bolsas debajo de estos decían lo contrario. Siendo irrealista, tal vez se preocuparían por ver un aspecto tan demacrado en alguien catalogado como la misma "perfección", pero la realidad era que lo atacarían por verse así, como cualquier persona normal podría verse en un día agotador. Para Sunoo eso no era permitido.

—¿Estás bien? La prensa está esperando a que bajes Sun.

Baek era la única persona que llamaba así a Sunoo. Había una relación de amistad de más de 12 años y una confianza inimaginable. Solo Baek había visto a Sunoo en momentos vulnerables, en momentos de debilidad y en momentos felices. Al final del día era la persona con la que más tiempo pasaba.
Lo conocía bien, no podía mentirle.

—No quiero estar aquí. Odio estos eventos— aunque la voz se escuchaba molesta, la mirada no reflejaba aquel sentimiento, era extraño.

—Ya lo sé, pero fuiste invitado y...

—"y no puedo rechazarlo"— completo—. Ya sé lo que me dijo Woong, pero mírame me veo estúpidamente ridículo.

Hubo una risa del contrario. Sunoo dio un vistazo otra vez el traje dorado con plateado que traía puesto y suspiró hondo. Apenas comenzaba su noche.

Comenzó a caminar sobre la alfombra roja

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Comenzó a caminar sobre la alfombra roja. Los flashes de las miles de cámaras no se hicieron esperar atacando sus ojos. Se limitó a mostrar una diminuta sonrisa, viéndose un tanto antipático.
Diviso cómo algunos fotógrafos comenzaban a murmurar lo de siempre: "otra vez siendo un engreído", "¿por qué nunca puede sonreír?", "que presumido", su diminuta sonrisa se desvaneció por completo y sus rostro serio se pronunció más.
Llegó hasta donde una entrevistadora se encontraba. Era un protocolo establecido. Lo mismo de siempre.

—Kim Sunoo, se ve muy guapo esta noche— la voz alegre y el carisma de la chica irritaba en demasía a Sunoo—. ¿Podría decirnos de qué diseñador es su traje?

Ahí van. Las mismas malditas preguntas, ¿acaso no podían preguntar algo más que no sea sobre tu ropa? O tal vez estaban tan vacíos que solo les importaba cuanto dinero traía puesto cada uno.
Sunoo trato de sonreír y responder de la manera más respetuosa posible.

—Es de Prada, soy embajador y me dijeron que quedaba conmigo.

La entrevistadora sonrió más. Sunoo podía jurar que en cualquier momento los pómulos de la chica se iban a poner rojos, de dolor.

—Y la persona que te lo dijo no se equivocó— volteó hacia el lente de la cámara— Excelente elección, siempre a la moda nuestro querido Sunoo.

"¿Nuestro 'querido' Sunoo?" Rió mentalmente ante esa mención. No era querido por nadie del medio, que menuda mentira.
Sunoo sonrió incómodo. Sus pensamientos comenzaron a invadirlo, olvidando que estaba en medio de una entrevista.

—Y entonces— la chica volteó a verlo nuevamente—, ¿te enteraste que también invitaron a Lee Heesung?

Aquello realmente lo trajo a la realidad. Interesante, pensó. Sin embargo, para ser sinceros, a él le importaba muy poco si era o no invitado.

—Yo solo me entero de sucesos importantes.

La mujer se quedó en silencio intentando crear una atmósfera de tensión, sin lograrlo. Al final los programas y los mismos fans eran lo que buscaban. Ver a dos personas pelear y así poder crear rumores detrás de una computadora.

Sin darse cuenta, Sunoo comenzó a caminar hacia donde sería la estúpida cena. La entrevista había terminado. Caminaba seguro de sí mismo —cómo se le había obligado desde que comenzó— con la mirada levantada y la cabeza erguida. Su postura firme, recta, sin algún titubeo. Subió las escaleras y al agachar levemente su mirada para subir al siguiente escalón su cuerpo había chocado con algo, o más bien con alguien.
Nada más y nada menos que con Lee Heeseung, los dos se quedaron viendo fijamente por lo que había sucedido, esperando las disculpas del contrario.
Cómo Sunoo no iba a ceder y al notar que el adversario tampoco lo haría se movió considerablemente para seguir caminando hacia el primer piso. Heeseung observó esto y se pudo notar el disgusto en su rostro. El continúo bajando como si nada hubiera ocurrido.
Y aunque ellos creyeron que nadie había visto, un par de fotógrafos habían tomado fotos muy convenientemente.

Ninguno de los dos sabía lo que les esperaba cuando esas imágenes comenzaron a circular por las redes sociales y medios de televisión.

Una escena más Donde viven las historias. Descúbrelo ahora