Un día anormal

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La rutina de Sunoo era prolija. Siempre debía ser la misma y nadie ni nada podía alterarla, claro estaba. Pero este día, en particular, había comenzado ¿extraño? Para empezar, no había la leche de fresa de la marca específica que a él le gustaba en ninguna tienda de conveniencia. Después, su ropa se encontraba arrugada cuando se suponía que hace apenas unas horas lo habían recogido de la lavandería. Y por último, no alcanzo a acomodar su cama. Tal vez para la mayoría era insignificante, pero para él era su mejor manera de comenzar su día. No entendía que pasaba y no quería averiguar.

Subió a la camioneta negra que siempre se encontraba estacionada en el primer lugar de la novena fila. Respiro con normalidad al ver a Baek ofrecerle un jugo de naranja —como lo hacía todos los días desde que se conocieron—. Al menos eso era normal.

—¿Listo para este día?

Sunoo, en particular, tenía un carácter fuerte, serio. Solo Baek y sus padres sabían que tan cruel o directo podía llegar a ser, y para ellos no parecía ser un impedimento para quererlo. Aunque para los demás si lo era.
Por eso cuando Baek no recibió respuesta clara más que un profundo suspiro, intuyo y aseguró que su mañana no había comenzado como él siempre lo tenía meticulosamente planeado. Ya lo conocía.

El camino no era largo. Después de todo, durante quince años siempre ha sido el mismo. Sunoo podía cerrar los ojos y saber donde estaba exactamente. Sabía cuantos semáforos habían desde su edificio hasta la compañía. Sabía la duración de estos mismos. Conocía las calles y avenidas por donde pasaba. Todo era igual.

—Llegamos.

Sunoo intentó sonreír y un simple "gracias" se escuchó. Entro a la compañía sin más. Caminó hacia donde sería la junta mientras recibía reverencias como saludo, y aunque éticamente él también debía responder con una reverencia, no lo hacía. Le daba lo mismo. Al final del día, todos hablaban mierda sobre Kim Sunoo. Entonces, no importaba. Ellos no importaban.
Entro al salón de juntas dándose cuenta que era el primero en llegar. Odiaba a muerte tener que esperar y gastar su valioso tiempo.
Se sentó en la novena silla de su propia numeración. Acomodó la carpeta negra y los lápices que siempre habían frente a las sillas.
"Si en cinco minutos no llegan todos, me largo" fue el único pensamiento que tuvo al acomodar, a su gusto, los lápices de diferente medida.

Su manager y el secretario entraron a la sala. Diviso como ambos se quedaban estáticos al verlo ahí sentado, solo. Quiso reír, se veían tan patéticos.

—Tienen solo cinco minutos— miró el reloj dorado que ese día decoraba su muñeca—. Y ahora solo son tres.

—No pensamos que llegarías temprano— hablo su manager, Woong.

—Me citaron a una hora y era más que evidente que estaría aquí dos minutos antes— dijo, volviendo a usar ese tono molesto y desagradable. No podía evitarlo.

—Lo sentimos.

¿Por qué se disculpaban? Para Sunoo no tenía sentido. Eso no repararía sus dos minutos de retraso.
Ambos caminaron hacia la mesa. Woong se sentó a su lado derecho, mientras que Geon, el secretario, se sentaba en la silla que estaba a la izquierda del pelirrojo. Sunoo quedando en medio.

—¿Y ahora de que se hablara?

Geon inmediatamente abrió la agenda y buscó el punto importante que siempre escribía. Señaló con su dedo el renglón.

—Es una propuesta para un drama. Quieren que seas protagonista.

—¿Productor?

Hubo un silencio de segundos en lo que su secretario buscaba el nombre. Por la tardanza, Sunoo creyó que era algún productor mediocre del que nadie podía recordar su nombre. Y dedujo que todo esto había sido una pérdida de tiempo.

—Es... mmm— más silencio. Lo odiaba— Park Myung...

Tanto Sunoo como Woong voltearon noventa grados para mirar a Geon. Querían escuchar algo como "es mentira" o "es broma", aunque eso sería demasiado irritante. Pero al ver que el secretario no titubeaba, sabían que era cierto.
Solo personas con demasiada influencia y con años en la actuación sabían que Park Myung era el más pequeño de los hermanos Park. Cada uno de los tres hermanos había hecho su propio camino. Jay y Sunghoon con una gran empresa, y Myung siendo de los mejores productores de los últimos años.

—Sunoo, el grandioso Kim Sunoo. ¡Aquí estás!

El nombrado salió de sus pensamientos. Vio detenidamente a quien le hablaba dándose cuenta de que era el mismísimo Park Myung. Lo había visto en varios eventos, pero jamás había entablado una conversación. De cerca se veía más atractivo.

—Por fin puedo conocerte— se sentó a la cabeza de la mesa— ¿Sabes? Siempre había querido que protagonizaras algún proyecto mío, pero cuando quería contactarte me enteraba que ya estabas en alguna película.

No hubo respuesta. Solo un Sunoo alzando una ceja y con una media sonrisa en su rostro por lo que acababa de escuchar. Su orgullo en lo más alto. Myung no podía estar más encantado con la actitud de Sunoo.

—Y junto a ti estará un actor espectacular— continúo. La emoción que desbordaba Myung no la entendía Sunoo—. Los dos están hechos a la medida para esta serie. ¡Esto será inimaginable!

Sunoo quería preguntar de quién se trataba. Por primera vez, su curiosidad era más grande que él. Pero se reprimió, no debía permitirlo.
Quería ver de quién se trataba lo más pronto posible. No había detestado esperar a alguien, más que en este preciso momento.
Por dentro se encontraba ansioso, pero por fuera ni se inmutaba. Su rostro volviendo a ser inexpresivo, como todos los días, cuando se trataba de trabajo.
Las puertas de cristal se abrieron y se dejó ver un hombre, que claramente desconocía. Pero después, ¿ese era?

—Lee Heeseung.

Se veía tan arrogante. Luciendo como si se esto se tratase de una pasarela de moda. Con lentes oscuros y unos aretes que, para Sunoo, se veía estúpidamente ridículo. Esto era una jodida broma.

Sunoo no dejó de seguirlo con la mirada. Llegó a su rostro y el contrario volteó a verlo. Ambos mirándose. La media sonrisa de Heesung se desvaneció y la expresión de Sunoo se volvió inverosímil.
Esto se convertiría en un gran desastre. Los dos, y el productor, lo sabían.

Una escena más Where stories live. Discover now