Prólogo.

493 64 6
                                    

En aquella isla resonaban fuertes risas por todo el lugar, era inevitable que no se notase la presencia tan grande y explosiva que compartían Roier junto con Quackity cuando los dos estaban juntos. El chico con beanie solía a aparecerse luego para directamente estar como chicle pegado a el chico de bandana mientras pasaba momentos increíbles a su lado y posiblemente armaban alguna que otra travesura como los chicos juguetones que eran.

El caso es que siempre estaban juntos, eran mejores amigos, nunca hubo más que eso y los dos disfrutaban de la amistad que tenían.

Que chingón que eres, Roier. Estoy bien agradecido de haberte conocido.

Y Roier solo sonreía enternecido dándole un fuerte abrazo de oso mientras los dos carcajeaban al momento que el chico araña se burlaba del otro por ser tan cursi y tierno a veces.





































Quackity...

Soltaba suaves suspiros mientras se estremecía al quedar totalmente acorralado contra la famosa casa de árbol que tenía en su castillo, sus ojos marrones se clavaron en los ajenos, oscuros...tan oscuros con aquella mirada tan profunda que le daba y el menor solo pudo estremecerse cuando ahora sus labios se rozaban, la lengua del chico con beanie se paseaba por su belfo inferior con aquella sonrisa divertida plasmada en su rostro.

—Amor para ti cariño.

Y le guiñaba un ojo con una sonrisa divertida para unir sus labios ahora en un profundo beso haciendo que Roier se sostuviera de los hombros contrarios mientras no podía evitarlo y correspondía al intenso beso. Sus húmedas se movían entre ellas formando un lazo más acalorado pero que juntos tanto disfrutaban e inevitablemente no podían negar lo mucho que anhelaban estar así.

Suspiros pesados soltaba el chico de bandana cuando se separaron y sus ojos marrones se clavan en los ajenos que lo analizaban por completo, entre suspiros, habló.

—¿Quién...Quién eres?

—Soy Quackity, cariño. No lo olvides, sigo siendo el mismo.

Y con esas palabras desapareció de su vista una vez más.

Ese hombre NO era Quackity.
No era su mejor amigo totalmente imbécil.

Ése era el hombre que con un beso lo volvía loco y no podía diferenciar entre las dos personalidades.
Roier estaba tan confundido mientras estaba en una esquina en lo alto de su torre del castillo propio analizando cada acción que tenían aquellos dos Quackitys. ¿Pero eran dos? ¿Eran la misma persona? No lo sabía.

Lo único que sabía es que no veía la hora de ver otra vez al Quackity con chaqueta oscura, camiseta blanca y la sonrisa más coqueta que había visto en sus cortos veintidós años de vida.




__

nueva historia !! nos vemos pronto con más de esta nueva aventura.
enjoy. ★

𝗧𝗪𝗜𝗖𝗘 | spiderduck.Where stories live. Discover now