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Capítulo 42| Alex bonito.

¿Cuánto vale tu amor?

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La reunión de amigos había llegado a su fin, Roier, Gina, Nani y yo nos encontrábamos levantando unas cuantas cervezas que habían dejado por todo el balcón, podrán tener todo el dinero del mundo pero menos educación.

—Estoy harto de recoger el desmadre de Rivers.—dijo Roier.

—Pero si es el desmadre de todos.—contesté entre risas.

—La culpa es de Rivers, siempre.

—No entiendo—dijo Gina. —¿Eres o no eres amigo de Rivers?—preguntó confundida.

—¿Lo dices por la forma que nos llevamos?—a sintió.—somos amigos, muy buenos de hecho, nos gusta la mala vida, siempre nos andamos mentando la madre—dijo con una pequeña risa.

—Después de un tiempo te acostumbras—confesé.

—¿Estás diciendo que vendremos otra vez?—preguntó Nani.

—¿Qué hay de malo con eso?—pregunté.

—Sí, ¿Ya no quieren venir? Lamento mucho si las incomodamos—se disculpó Roier.—sólo que...nosotros somos así, ya saben, de repente se nos va, somos un poco pendejos...

—¿Somos?—pregunté divertida.—a mi no me involucres.—reí.

—Bueno, les pido una disculpa chicas y entiendo si no quieren volver a venir a nuestras reuniones...

—Oh, no se preocupen, nosotras encantadas de regresar y estar con ustedes.—Dijo Gina con una sonrisa en su rostro.

—Perfecto, no se diga más, amigas de _______ son amigas mías también.—sonrió.

—Gracias Roier...—dijo tímidamente Gina.

—De nada...¿Tina?

—Gina...

—¡Gina!, cierto, perdón, soy un pendejo con los nombres.—soltó una pequeña risa.

—¿Porque mencionan a mi amiga Tina?—preguntó Alex con una sonrisa.

—¿Tienes una amiga que se llama Tina?—pregunté.

—Así es, pero no es de aquí.

—Va en otra escuela.—dijo divertido Roier.

—Pues fíjate que sí rey, estudia en los Ángeles, de allá mero es mi amiga.—contestó divertido.

—Ah perro, el Alex tiene amigos gringos. —Dijo divertido Roier.

—Pos sí rey, necesito contactos para poder vender la merca.

Gina, Nani y yo los mirábamos sin comprender la situación, pues ambos hablaban de una manera fuera de lo normal, con un acento un poco...¿chilango?

—Cámara rey, ya te la sabes.—Dijo Roier.

—Cartera, celular, chones, rápido.—contestó Alex.

Ambos chicos se detuvieron y nos miraron, al ver nuestra caras de confusión soltaron una fuerte risa.

Las dos chicas y yo nos miramos sin entender.

—Ya wey, no están entendiendo nada. —dijo entre risas Roier.

—Como psicóloga he llegado a un diagnóstico.

—A ver, te escuchamos.—dijo divertido Alex.

—Comparten la misma neurona.

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