SEVEN

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Yoongi sabía que el mundo del automovilismo era como nadar en un estanque lleno de tiburones y pirañas listas para comer y morder cuando se detectara la primera gota de sangre.

Y no era para menos considerando las ostentosas e incontables cantidades de dinero que jugaba en cada carrera.

No solo se trataba de lo que se ve en la pista sino de lo que es a puertas cerradas.

Y para ser un piloto se necesita mucha fuerza y voluntad para lograr permanecer, el éxito del automovilismo tenía que ver con ser terco y aferrado para que no te quiten de en medio como una mancha por el primero al que le estorbes.

Muchos caían y pocos sobrevivan para una carrera más, así eran las cosas.

Aun recordaba las palabras que su entrenador le dio el día de su primera carrera.

Si no aguantas el fuego, sal de la cocina antes de que te quemes.

Pues hacia mucho que él ya se había quemado pero seguía en pie y seguiría estándolo tanto como pudiese.

Y por eso, en ese momento solo podía pensar que era una maldita mierda aquella situación.

— ¿Nada?

—Nada —afirmó su hermana —El motor estaba perfecto cuando lo entregue.

Yoongi miró a su padre esperando que le llamara la atención pero este solo observaba a su hija en silencio.

—Pues perfecto, perfecto no estaba —renegó cruzando sus brazos, su hermana imitando su acción sin dejarse intimidar —Algo tuvo que pasar para que ese motor fallara.

—Pues te aseguro que no fui yo quien falló, tal vez el piloto causo el problema —Se jactó retándolo mientras alzaba el mentón.

—O tal vez la mecánica finamente mostro que no da la talla con tal ineficiencia —respondió en el mismo tono, su hermana le miró indignada.

—Basta los dos —regañó su madre desde la cocina.

Yoongi le sacó la lengua a su hermana que devolvió el infantil gesto con más odio.

Su padre que seguía en su propio mundo resopló desde su sillón.

—A veces olvido que son adultos, dejen de pelear como unos niños —regañó cansado de lo mismo con sus tercos hijos —Sigo sin entender la situación, los motores de Ferrari jamás causaron problemas, con la cantidad de dinero que se invierte en cada pieza, jamás dejarían que algo como esto pasara.

— ¿Hablaste con ellos?

—No hizo falta, vinieron personalmente a buscar el motor, se encargaran de buscar que falló, que ganaras tal vez salve a algunos mecánicos del equipo.

—Ellos no tuvieron la culpa —Alegó Yeji.

—Lo sé, pero necesitan buscar un responsable de esa falla.

—Fabricar motores de fórmula 1 no es cosa fácil —insistió tomando asiento en uno de los sillones frente a su padre —Se necesitan muchos componentes para hacerlos perfectos, algo tuvo que fallar, no cuesta mucho pensarlo.

—Sí, pero significa que hay algo fuera de control y Ferrari no aceptara que haya un elemento que no está controlando —repuso obvio —Lo que significa que alguien tiene que ser despedido para encontrar ese error y volver a tomar el control de sus motores y sus autos por completo.

—Tendremos problemas si envía a alguien para joder al equipo.

—Lo dudo mucho, el problema es más serio, creo que hablaran con sus mecánicos.

DRIVE TO SURVIVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora