Second

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No de nuevo

La mañana había llegado, pero la pena no se había ido. Ignoraba si su familia la había escuchado llorar y fingía estar dormida o si de verdad había guardado silencio mientras se convertía en un río de lágrimas.

No supo si le importaba o no, además, todos sabrían en qué había gastado su tiempo por la noche en cuanto vieran sus ojos inyectados en sangre.

Y por si eso no fuera prueba suficiente, estaba su voz. Se había negado a hablar durante toda la mañana porque sabía —incluso sin haberse oído— que su voz sonaría tan rota como ella lo había estado. Y seguía estando.

Observó cómo sus hijos salían del marui para hacer sus respectivas tareas dentro del clan, ahora que eran Metkayina no podían quedarse de brazos cruzados sin hacer nada. Pensó que eso los distraería un poco.

Aunque más que pensarlo, le rezó en silencio a Eywa para que eso pasara.

—Neytiri —murmuró su esposo viendo como ella miraba hacia fuera del marui pero sin ver nada.

Ella lo miró, dándole a entender que lo escuchaba perfectamente.

—Sé qué... vas a tardar mucho tiempo en acostumbrarte a... —tragó saliva, no se atrevía a decirlo. Ella asintió, sabiendo lo que quería decir—, pero si nos mantenemos juntos, encontraremos una manera de... superarlo —terminó, obligándose a mirarla a los ojos.

Entonces ella se dio cuenta. Los ojos rojos que malamente se cubrían con el iris amarillo, la negación de usar su voz y el ligero temblor de sus manos.

Ella no podía... vivir estando así con su familia, no podía condenarlos a preocuparse por ella. No podía cargarlos más.

«Si nos mantenemos juntos», acababa de decir su esposo. Pero si lo hacían ella obligaría a su familia a verla sufrir por la pérdida de su hijo mayor. Y ella no quería eso.

Asintió como pudo, no se sentía ni remotamente preparada para acostumbrarse al dolor de la pérdida, mucho menos para superarlo. Tal vez nunca lo haría. Tal vez necesitaba tiempo.

O tal vez necesitaba alejarse y estar sola.

Miró una última vez hacia fuera del marui, hacia el mar iluminado por los alegres rayos del sol, tan contrarios a la pena que hacía que sus manos temblaran solo de pararse a pensar en eso un par de segundos.

Tal vez necesitaba alejarse. Alejarse y pensar, pensar en todo lo que había pasado, por mucho que eso hiciera que casi pudiera oír como su corazón se partía por enésima vez.

Tal vez.

—Neytiri —dijo su esposo de nuevo—, estarás bien —le aseguró con una ligera sonrisa.

Ella agachó las orejas y se acercó a él, necesitaba estar a su lado, sentirlo, saber que todo eso no era una pesadilla que terminaría matándola si no se detenía.

Jake le besó la cabeza con amor, haciendo que ella se acurrucara más contra él. Lo necesitaba, a él más que a nadie.

Levantó la cabeza y lo besó, apretándose más contra él.

Levantó la cabeza y lo besó, apretándose más contra él

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Virago ||A history about Neytiri||Where stories live. Discover now