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—Buenos días ojetes—Saludó Nata entrando a la sala común del bus, en realidad ya no eran días , eran las 2 p.m, habían estado durmiendo toda la tarde y con justa razón, el abordaje de avión junto a el cambio al bus nuevo en la madrugada había sido toda una pesadilla a la par del espectáculo.

—Hola Rubencito—Lo saludó Luna acompañado de un beso en la mejilla cuando por fin se sentó junto a ella—¿Crudito pa?—Preguntó, después continuó comiendo sus cereales con leche.

—La neta casi nada, te la rifaste pa—Tomó el plato de Luna y lo llevó hacia él para comer de su desayuno también—¿Y el Hassan?—Dijo con la boca llena.

—Cuando me levante se bajó a mi cama y le di una pastilla para la cabeza—Sonrió Valeria orgullosa, desde la noche anterior parecía que ellos dos se estaban llevando muy bien ya que no dejaban de hablar.

—Ah mira que cabrón, ¿Ya casi llegamos a Tijuana?—Sé recargo en el hombro de su mejor amiga, Nata no soportaba tanto en carretera, era como un niño pequeño que se aburría y quería parar a cada rato, es por eso que casi siempre viajaban en avión para no perder tiempo.

—No, falta todavía, ¿Querías algo de desayunar?—Preguntó la más pequeña, la mayoría de los días desayunaban juntos con el equipo, pero ese día en particular habían tomado dos buses distintos.

—No, mejor espero al pendejo del Hassan—Bostezó al estirarse.

—No me esperes pa ya vengo—Dijo con la voz aún medio ronca, tenía el cabello alborotado y se venía muy tierno, las chicas lo saludaron con la mano sin más, estaban evitando babearse encima.

—Ahora si quiero, dile al Pedro que sí nos podemos parar por mínimo unos tacos cerquita, que yo digo, pero jálate ya—La rubia asintió y fue corriendo a la cabina para hablar con el conductor.

—Me duele la cabeza un chingo pa—Hassan se sentó frente a Nata y se acomodó el mullet con cuidado, el antes mencionado lo observó, aunque era más grande que él lo veía como un pequeño he inexperto.

—Ya nos dijo la vale que te fuiste a su cama, ¿Te quitaste el parche?—Soltó Luna buscando una explicación, una expresión de confusión lo invadió, Nata se rió al escucharla tan interesada.

—Oí ¿Cuándo plebe? Nada más me dolía la cabeza y no te quería estar chingando porque estabas bien dormida todavía así que le pedí a la otra morra una pastilla y me ofreció su cama para que durmiera mejor—Frunció el ceño, la castaña no podía negar que sintió un alivio por dentro—Y no, todavía lo tengo puesto—

—No te lo veo, te lo pegué en el brazo—El muchacho giró el brazo derecho evidenciando que Luna tenía la razón, ella negó con la cabeza—No lo traes wey—

—Su pinche madre, con razón ando valiendo verga, seguro me lo quite jeton, chingado—Bufó.

—Oigan, vamos a parar aquí en San Luis para lo de los tacos, Luna y yo nos vamos a bajar para agilizar todo, manden una lista de sus ordenes a el grupo de WhatsApp—Interrumpió la menor, los muchachos asintieron y la castaña la siguió para bajarse.

Luna se sentía dispersa, su mamá no había respondido a sus mensajes desde el día anterior y eso la estaba preocupando mucho, nunca tardaba más de un día, desde que su papá murió su mamá vivía junto a sus tías y así la castaña podía trabajar manteniéndose tranquila ya que no la estaba dejando sin compañía, también estaba recibiendo dinero de Rubén y Luna de manera constante para solventarse ya que ya no podía trabajar por su cuenta, ¿En que estaba tan ocupada que no podía responder? al parar en el lugar antes dicho pidieron los tacos, desayunaron-comieron junto con los chicos mientras hablaban de unas cuantas cosas y después cada quién se dedicó a lo suyo, Pedro, el conductor, había solicitado tener un descanso de algunas horas así que Luna bajó del bus con un pans negro puesto y con Stizzy entre los brazos, le dolían las piernas por estar sentada así que se le ocurrió sacar al animalito para que pudieran pasear y dejar sus pensamientos por un rato.

Por las noches - Hassan Laija (Peso Pluma)Where stories live. Discover now