ratoncita 𔘓 nayeonmi

➽ OO2

Mina no sabe en que momento terminó escondida entre los arbustos en su forma animal porque unos estudiantes vinieron y tiraron su bicicleta y a ella la empezaron a atacar sin razón alguna.

— ¿Dónde está esa omega? — Mina escucho la voz de una chica llegar donde se encontraban los chicos buscándola.

— Desapareció de la nada, al parecer ya se fue. — dijo uno de ellos.

Un gruñido se escuchó de repente haciendo que el grupo de cuatro volteara a ver de quien se trataba, y una Mina escondida también lo veía.

— ¿Qué se supone que hacen?

Era Nayeon.

— Uh, Nayeon-

— ¿Qué hacen con mi bicicleta? — preguntó la alfa quitándoselo al chico quien la tenía.

— Unnie, no es tuya. Es de esa tal Mina y — la omega no pudo terminar de hablar porque fue interrumpida, otra vez.

— Es mía ahora.

Hubo un silencio por un momento, mientras todos le quedaban mirando.

— ¿Qué están esperando? ¿Un cupón para aprobar todas las materias? Ya váyanse.

Dicho y hecho en unos segundos los chicos y la chica que los acompañaba se fueron, mientras que Nayeon se acercaba a un arbusto.

— Ya puedes salir, ratoncita.

Mina volvió a su forma humana aún estando en ese arbusto, y quedo un poco enredada por las flores.

— Ay no...— murmuró Mina tratando de salir, a penas era lunes y ya estaba ensuciando su uniforme.

— Espera. — dijo Nayeon ayudándola a salir de allí y cuando finalmente lo hizo, sacudió un poco su uniforme quitando algo de tierra.

— Gracias Unnie. — sonrió tiernamente Mina — Uh.. ¿Se quedará con mi bici?

— No es de mi estilo. Te la devuelvo. — la alfa le dió la bicicleta a Mina para luego meter sus manos a los bolsillo de su pantalón dispuesta a irse.

— ¡Nay! — la nombrada volteo a verla — ¿Puedo ir contigo?

Iba a decirle que no, de verdad. Pero no pudo, porque muy aparte de que la omega fuera muy insistente, los pucheros y ojitos suplicadores qué ponía hacían que Nayeon aceptara sí o sí.

Era extraño, pues muy aparte de que Nayeon siempre apartará a Mina de su lado, le gustaba su presencia y Mina lo entendía a la perfección, por eso no dejaba de hablar con la alfa.