Relatos Eróticos (Khun Sam&Mon)

La Chica Virgen *Parte 01

La chica de la limpieza, Mon, había llegado temprano el viernes por la tarde. "Buenas tardes, Srta. Khun Sam". dijo Mon.

"Por favor, llámame Sam".

Al abrir la puerta de su casa de dos mil pies cuadrados, la mujer alta y escultural le sonrió a su chica de la limpieza. Mo, la hija mayor de un vecino de la misma calle, se había convertido en una joven increíblemente sexy. Sam cerró la puerta detrás de ella y miró soñadora a la joven, sacudiendo ligeramente la cabeza. Mon, que tenía apenas unos meses más de dieciocho años y pronto se iría a la universidad, vestía un par de jeans desgastados y ajustados y una camiseta andrajosa. Los pantalones también tenían algunos pequeños agujeros, a través de los cuales Sam podía vislumbrar algo de la carne deliciosamente pálida de la joven.

Siguiendo a Mon a la cocina, Sam observó con admiración cómo se inclinaba para recoger algo, un trozo de comida o tal vez un pequeño cabello. La casa estaba fantásticamente impecable desde que la joven comenzó a limpiar tres días a la semana para Sam y su esposo, Kirk. Él estaba frecuentemente fuera de la ciudad por negocios y Sam había empezado a admirar el cuerpo de la joven mientras limpiaba. El corazón de Sam dio un vuelco cuando vio el contorno del trasero de la chica. Doblada casi en dos, Mon tenía un cuerpo tenso, de esos que hacían que todos volvieran la cabeza, sólo para asegurarse de que estaban viendo lo que imaginaban.

Sintiéndose emocionada, Sam tocó brevemente su propio montículo debajo de su falda, acariciando la cálida carne. Mientras sostenía sus dedos entre sus piernas, Sam observó cómo la chica se levantaba, los pantalones ajustados no dejaban nada sobre la forma del firme trasero de Mon a la imaginación. Con el rostro sonrojado, Sam comenzó a mover su mano dentro de su falda cuando la joven habló.

"Voy a empezar aquí hoy", dijo Mon, sin mirar atrás. Se dirigió al fregadero y abrió la encimera para tirar a la basura todo lo que había recogido. Khun Sam miró fijamente el trasero de la joven y continuó empujando sus dedos debajo de su falda. Abrumada por el deseo de tocarse, se quedó de pie en el pasillo, observando a la joven lavar los platos. Al admirar el largo cabello castaño claro que caía en cascada sobre la espalda de Mon, Khun Sam se preguntó si la joven se asustaría si intentara seducirla. Para su edad, la menor parecía a veces notablemente inocente.

En contraste con los brillantes y sueltos mechones castaños claros de Mon, Khun Sam tenía un tono castaño claro que se curvaba ligeramente alrededor de su rostro. Algunas pecas brillaban contra su piel bastante pálida, donde la  más joven mostraba algunas pecas, Mon también tenía un bronceado claro y saludable por haber estado al sol ese verano. Mientras estaba parada en el pasillo, con una mano enterrada bajo su falda verde y suelta, Khun Sam decidió probar algo.

"Mon", dijo Khun Sam, observando cómo la mujer más joven dejaba un plato para secar en el mostrador. El lavabo salpicaba agua a toda potencia. "Oh, Dios mío", dijo Khun Sam, justo cuando comenzaba a insertar un dedo dentro de los pliegues de sus labios exteriores resbaladizos.

Mon se dio vuelta rápidamente y tenía una expresión de preocupación en su rostro. El siguiente plato que recogió le roció agua por todo el pecho y los pantalones, y también salpicó un poco el suelo. Avergonzada, la sorprendida menor volvió a mirar el fregadero, dejó el plato y cerró el agua. Debajo de su ligero bronceado, Khun Sam podía ver el rosa tiñendo las mejillas de Mon.

"¿Qué pasa?" —Preguntó Mon, volviéndose de nuevo y secándose subrepticiamente con el paño de cocina. Su camisa blanca se pegaba a sus turgentes senos, revelando que la adolescente se olvidó de usar sostén. La respiración de Khun Sam se aceleró al ver los pequeños pezones rosados ​​de Mon presionados contra la blusa transparente.