"Algo" no es igual

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Tras lo sucedido aquella noche, pasaron una semana antes de que las heridas de todos sanaran, los ánimos se mantuvieron menguados, haciendo las rehabilitaciones de rutina y nada más, Aoi, quizá por compasión o por prudencia, no quiso que los muchachos se presionaran de más, quiso darles su tiempo para pensar y reflexionar; no podía levantarlos por su cuenta, pero estaría ahí para ellos cuando decidieran levantarse.

Finalmente, en un día en el que Tanjiro fue a entregar las palabras del pilar de la llama, Kyojuro, a su familia, sus dos compañeros le esperaron impacientes en el patio de la finca desde la mañana hasta que regresó ya entrada la luz del ocaso. Zenitsu fue el primero en hablar, al ver a su amigo entrar con un semblante dubitativo.

- ¡Tanjiro! ¿Qué pasó? ¿Qué te dijeron? -Se aproximó junto con Inosuke, ambos vistiendo ya su uniforme de cazadores.

Su amigo pelirrojo suspiró profundamente, con pesar.

- El padre del señor Rengoku es un hombre muy cruel, no sé que le habrá pasado para volverse así, pero fue tan cruel con la memoria de su hijo... -Tanjiro apretó sus puños en frustración.

Zenitsu apartó la mirada, compartía la molestia de su amigo, pero no era apropiado hablar mal del padre de un difunto.

- ¡¿Y ese viejo de mierda quien se cree?! ¡Más te vale haberle dado una paliza Monchiro! -Le recriminó el cabeza de cerdo furioso, apuntándole el dedo.

Zenitsu le dio una fuerte palmada sobre su espalda desnuda para calmarlo.

- ¡Tonto, déjalo terminar!

- ¡Agh! ¡Eso arde, aún con tus manos de niña! ¡Grrrr!

Ambos chocaban frentes, intentando imponerse al otro, la pelea estuvo a punto de llegar a más, pero Tanjiro dio un paso al frente, mostrando que en su palma poseía el guardamanos del fallecido pilar de la llama. Este simple gesto hizo al rubio y al jabalí callarse de sopetón, y mirarlo intrigados.

- ¿Ese es...? -Murmuraron ambos.

- Si, su katana quedó destrozada, pero el guardamanos quedó intacto luego de su pelea contra la luna superior... -Kamado no pudo evitar mostrar una leve sonrisa al mostrar el objeto a sus compañeros y recordar su conversación con Senjuro.- Quise entregársela al hermano menor del señor Rengoku, pero el no quiso aceptarla, el quiso que yo la tuviera...

Ya no había rastro de tensión entre Inosuke y Zenitsu, ambos se volvieron hacia su compañero, Inosuke incluso se quitó su máscara, pues sentía que en este momento no ocupaba ocultar nada de sí, era un momento que quería compartir con sus compañeros.

- Aún así -Prosiguió Tanjiro.- No me siento digno de portar algo de un hombre tan increíble tan a la ligera... quiero esforzarme, ser más fuerte... ¡Más y más fuerte, hasta volverme alguien digno de portar este guardamanos y la confianza del joven Senjuro con orgullo! -Tanjiro finalmente dejo ver aquel brillo de determinación que sus ojos perdieron tras la batalla con Akaza, extendiendo su puño con sus compañeros.- ¡Hay que volvernos más fuertes!

Inosuke con una sonrisa confiada y de oreja a oreja, se alegró de que su amigo al fin hubiera recobrado sus agallas para poder cumplir con el deseo que el hombre con ojos de pescado les encargó, así que sin dudarlo, dio un paso al frente y chocó su puño con el de Tanjiro.

En paralelo, Agatsuma aún sentía el eco de las palabras de Tanjiro en sus huesos, esas frases eran peligrosamente similares a las que había discutido con Aoi hace ya algunas noches. El hecho de volverse digno de llevar la voluntad de una persona asombrosa, o cumplir con las expectativas que sus seres queridos tenían sobre él; gracias a la joven mariposa había encontrado lo que más quería, y ahora tenía a sus compañeros para apoyarlo y acompañarlo en este objetivo. Todos crecerían. Todos se fortalecerían.

Diamante en brutoWhere stories live. Discover now