Capítulo 6. Error

114 17 3
                                    

¿Que mierda con este señor?

Llevé mi mano al pecho después de haberme provocado un infarto, ¿Que sucede por su cabeza?

— Director, casi me mata aquí mismo— dije en voz baja.

— Alya, no respondiste mi pregunta— habló mientras tenía su ceja arqueada— ¿Que haces aquí afuera?

Inhalé y exhalé.

Alguien que me regale un poco de paciencia, ¿A este viejo que le importa?

— pues nada— contesté— ya iba a entrar pero usted vino a asustarme.

— ¿Y bien? ¿Que esperas?

Rodé mis ojos, di media vuelta y abrí la puerta, pero siento como si estuviera paralizada, no me podía mover. Si fuera por mi, me hubiese quedado parada todo el rato, pero el viejo que tenía atrás arruinaba mis planes. Con su mano me empujó levemente y me hizo entrar al salón, bajé mi mirada con rapidez, si no lo veo, no me verá.

¿Cierto?

Estoy en la mismísima mierda.

— Vélez, aquí te traje a una alumna, se te estaba escapando— habló el viejo panzón.

— No me sorprende la verdad— respondió Christopher — esperaría cualquier cosa de la señorita Harrison, es capaz de todo.

¿Quizás como hacerte ver estrellas, Christopher? Si, yo creo que sí.

Pero entra, niña — habló el director mirándome— Él no te va a comer.

Ya lo hizo

Y como si haya leído mis pensamientos el profesor, empezó a toser sin parar, su cara tenía el color de un tómate, el pobre ya tenía su frente húmeda. El director se acercó a él y pude moverme hasta mi sitio, enviando a toda costa la mirada del profesor Vélez, Lia se ha de estar cagando de la risa, estoy segura.

[>>>]

Como si mis plegarias hayan sido escuchadas, la clase de matemáticas pasó rápido y es algo que me sorprende, normalmente son las más extensas. Hubieron muchos cambios de clase y la hora de receso llegó. Estaba sola en el salón, buscando dinero en mi maleta.

— No deberías estar aquí— habló una voz por detrás y está vez no era del director.

Sonreí en mis adentros, era hora de divertirse. Los nervios que tenía hace rato desaparecieron por arte de magia

— Oh, señor Profesor, que gusto verlo— lo miré con una sonrisa acompañando mi cara que de seguro de tierna no es. — ¿Qué hace aquí?

Él se adentró al salón y se fue hasta el escritorio, yo lo seguí con la misma sonrisa que hace rato.

— Lo mismo me pregunto yo.

— Pues yo estaba buscando algo en mi maleta— respondí con sinceridad y por primera vez me miró a los ojos— Oiga, le tengo una pregunta.

— ¿Cuál es?

— Lo de hace rato..., Lo que le dijo al director.

— ¿Ajá? No te estoy entendiendo, se más clara.

Cómo gustes

— Claro, a lo que me quiero referir es que..., Usted dijo que yo era capaz de hacer muchas cosas — dije intentando aguantarme la risa — ¿A qué se refería?

Christopher tomó unos archivos que se encontraban en el escritorio, se paró y empezó a caminar.

— Creo que no debería explicar nada, tu sabes cómo eres y de que eres capaz.

Sin mirarlo, respondí:

— ¿Más o menos como montarme encima de usted? Osea digo, no lo practicamos, ¿Cuándo me invita nuevamente a su casa para ponerlo en prueba?

Pasos se escucharon cerca de mi, eso significaba que el profesor se regresaba, en cuestión de pocos minutos confirmé lo dicho, él me había tomado del hombro haciéndome girar para lograr verlo.

— Quiero que me escuches, Alya, lo que pasó ayer fue solo un error, eso no debió haber pasado, tú eres mi alumna y nada más. Deja de nombrarlo y olvidemoslo, nadie se tiene que enterar, me meterías en problemas.

— Una cosa son tus palabras y otra lo que sientes, sabes perfectamente que la conexión y el deseo que nos tenemos estará siempre presente, caeremos en lo mismo muchas veces y ni te darás cuenta. Y no te preocupes, nadie se va a enterar, esto queda entre nosotros.

— No, no, Alya, estás mal, ¿De qué conexión y deseo hablas? Solo fue un rato cuál no volveremos a repetir.

— ¿Me estás diciendo que si me acerco a besarte de alejarás? — se quedó en silencio — lo imaginé. Lo de anoche no fue un error, Christopher.

— si lo fue.

— No, no lo fue — me fui acercando a él — quiero que me mires a los ojos— pedí y lo hizo, pero de un momento a otro bajó su mirada a mis labios, yo sonreí, sabía que no podría resistirse. Me acerqué rápidamente tomándole y atraerlo hacia mi, uniendo nuestros labios en un beso, él no se iba a separar, estaba segura. Colocó sus manos en mi cintura y me atrajo a él, pegándonos cada vez más.

|Christopher|

El sabor de sus labios eran únicos y adictivos, algo que no me gustaba sentir, maldita sea.

Me besaba con empeño, el tiempo desapareció y mi mente estaba en blanco. Puse mis manos en su cintura y la atraje hacia mi, la necesitaba cerca. ¿Que mierda pasa contigo, Christopher?

— Esto me queda claro que lo que dices es muy diferente a lo que piensas— dijo ella interrumpiendo el beso, aún estábamos muy cerca— ¿Aún quieres que me aleje y olvidemos todo lo que pasó?

Cerré mis ojos con frustración, ya había metido la pata y ya no tenía salida.

— ¿Vienes hoy a mi casa? Necesitamos hablar tranquilamente y creo que aquí no es una buena opción.

— Por supuesto — respondió con unas sonrisa y después, me besó rápidamente— te veo hoy, ¿A qué hora?

— a la misma de ayer.

— me parece perfecto, profesor.

Se dió medita vuelta y desapareció de mi vista.

La cagué y bien feo, me metí con mi alumna, con una menor de edad y ahora me parece imposible separarme de ella. Desde el primer momento en que la besé, bueno, que me besó, parece como si nos hayamos unido para siempre que no nos podemos despegar, que sentimiento bien feo.

| Alya |

— Li, te buscaba por todos lados— llegué hasta ella, donde estaba sentada, ella me miró.

— Yo también te estaba buscando, Alya, ¿Dónde te metiste?

— estaba en el salón hablando con el profesor.

— ¿Solo hablando? Porque si me dices eso, te digo que no te creeré ni una...— la interrumpí

— ¡Epa! Tranquila, mijita — dije riéndome — pues no..., Solo hablando como que no tanto.

— Lo imaginé — comentó como si fuera de lo más normal — ¿Y ahora? ¿Que harán?

Me reí nuevamente — Dice que necesitamos hablar pero antes me dijo que fue un error, pero creo que le hice cambiar de parecer — me encogí de hombros— como te decía, me citó nuevamente a su casa para hablar.

— por lo menos no te tiene como escusa “aprender a factorizar ” — dijo haciendo comillas con sus dedos — ustedes dos son muy cómicos, me hacen reir. Y como no te diste cuenta que intenciones tenía desde el principio, Alya.

— Él no tenía mala intención, tranquila, pero ahora me hace dudar.

— bueno, como digas, ¿Necesitas que consiga Viagra nuevamente?

— no creo, algo me dice que está vez caerá por su propia cuenta.

Entre Nosotros || Alya & Christopher || EN PROCESODonde viven las historias. Descúbrelo ahora