¿Celebración?

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Relata Luz


No sé de dónde salió esta mujer. Pero ahora solo quiero llorar por haber perdido a mi bebé y a su vez, no puedo parar de sonreír mientras la miro. ¿Cómo es posible volverme bipolar en dos segundos, por una extraña? 

Ainhoa, la de las manos fuertes, piel color café, ojos que miran muy dentro, y su risa...

Dios, su risa... ¿Qué puto cielo es éste?

Mi gata es mi vida, o lo único que queda de ella, pero sé que sabe el camino a casa, los gatos siempre vuelven, ¿no?

Sacudo mi cabeza, ahora no tengo un peso, ni comida en casa y siento un hambre atroz.

Y sin embargo, todo parece nada mientras la miro...


-¿Felicidades?-pregunto confundida

-Oh, gracias! Luz, la primer persona que se alegra por mí...-no entiendo su tono feliz, pero me da risa.

-Bien- miro por detrás de ella - de verdad que siento mucho lo de la harina, pero necesito encontrar a Zanahoria- la miro a los ojos, dios sus ojos me queman y no entiendo porqué- es mi única familia aquí y tengo hambre-hablo sin pausas, mientras las palabras salen antes de tener tiempo de pensarlas- no hay nada, ni gente que me quiera ni trabajo, sin mi gata, solo me queda morirme- digo exagerando como siempre... aunque tan mentira no era.

-Ey, ¿por qué dices eso?, nada puede ser tan grave, bonita- sonríe aún más- si tenes ganas, me puedes acompañar a mi casa de té, queda cerca, dejamos las bolsas y salimos a buscar al gato-choca su dedo índice en mi cara de modo juguetón- te prometo que la encontraremos- avanza unos pasos- dale Luz que esto pesa- señala las bolsas de harina- no puedo cargarte, así que camina- gira sobre sus pies y empieza a caminar nuevamente, miro alrededor para intentar visualizar a Zanahoria pero no está, trago saliva y la sigo.        

No entiendo muy bien porqué, pero la sigo...

No puedo dejar de mirarla, como si su cuerpo, su sonrisa y toda ella me encandilaran.  



Relata Ainhoa


Luz, la enana que chocó contra mis pocas compras, por lo que debería estar enojada y sin embargo, no puedo dejar de sonreír, siento hormiguitas en cada centímetro de mi piel sin estar siquiera muy cerca. 

Tan pequeña, tan enojona, tan triste y tan preciosa...

Sí, no tiene sentido. La observo y pienso en qué pensaría mi padre si me viera mirarla con el interés con el que lo estoy haciendo... y se me revuelve el estómago al notar que nunca se me permitió tanta libertad para sentir, así que sigo observándola...

¡Oh dios, la estoy mirando con deseo, mientras ella está vulnerable!, eso me provoca un poco de asco.

Zanahoria: ¡Tenemos que encontrarte! Y yo, participaré activamente en esa búsqueda...

Camino hacia el negocio, no sin antes invitarla y sigo camino, a los pocos segundos, la siento avanzar muy cerca de mí, sin girarme sé que me está mirando, sus ojos parecen provocar algo en mi interior que no soy capaz de descifrar: Nos conocimos hace cinco minutos NO, SERÍA IMPOSIBLE!!!

Abro la puerta e ingresamos, apoyo las bolsas en el mostrador y la incito a sentarse.

-Bienvenida- esbozo la sonrisa número cien en los últimos diez minutos- éste es mi lugar-señalo alrededor-mi sueño, mi trabajo y ahora-suspiro- mi casa...-me corta

-Porque te divorciaste-sonríe- nunca conocí a alguien tan feliz por esa experiencia-continúa- tan malo fue?- pregunta curiosa.

-No fue malo, fue mucho peor que eso-agacho mi cabeza.

-Pero terminó-sonríe- esas cosas hay que celebrarlas entonces...-la interrumpo.

-Bueno, ésta sería mi primera vez-no lo pienso, me levanto y casi sin darme cuenta me lanzo a besarla.

Luz no me había dado ningún indicio sobre sus gustos, pero tampoco es que yo sepa los míos, así que improviso...

Empezó siendo un beso suave sin otras intenciones, pero se alargó, siento que pierdo el equilibrio, así que la agarro de la cintura para no caer, ella posa sus brazos detrás de mi cuello e introduce su lengua casi sin permiso, comienzo a jugar con la mía también, Luz sube hacia mi cabeza y presiona con una de sus manos mi cabello, la pego a mi cuerpo y la oigo suspirar antes de intentar romper el beso, no la dejo... Separo un poco nuestros cuerpos y muerdo su labio inferior mientras la miro a los ojos, al final nos separamos y sonreímos ambas.

-Nunca hice esto-susurra- pero se sintió tan bien-

-Yo tampoco-acaricio su cara- me gustó mucho-

Se acerca nuevamente a escasos centímetros de mi cuerpo, apoya su cabeza en mi pecho.

-No sé qué es, te conozco hace menos de una hora, pero se sintió tan natural- siento que sonríe

-Es una locura pero me sentí...-me quedo en silencio.

-En paz-continúa.

-Exactamente-le doy un pico.

-Tengo que encontrar a Zanahoria-dice de golpe y se separa, la freno.

-¿Es la primera vez que pasa?- pregunto.

-No-levanta su cara mirándome- pero hoy no me siento muy bien y no quería estar sola-dice despacio con cierto recelo.

-¿Y si te quedas?-abre los ojos y me da risa- me refiero a compartir espacio-trago saliva- ya sabes, mirarme mientras cocino- ella me mira con el mismo deseo con el que metió su lengua en mi boca y siento mi centro arder, mi corazón empieza a palpitar aceleradamente pero lo ignoro y continúo- si te queres distraer me podes ayudar...

-No sé si me interesa ayudarte-subo una ceja-justamente a cocinar-ríe por mi cara- pero me gustaría quedarme-observa el lugar- hay cierta privacidad que en casa no tengo- noto un poco de picardía mientras habla.

-Bueno-intento volver a eje- acá estamos solas, así que nos podemos divertir-le extiendo una mano.

Se sujeta a mi agarre-Creo que Zanahoria se fue para que nos encontremos-dice mientras choca su nariz con la mía.

-Me cae bien Zanahoria-beso sus cachetes.

-Ainhoa..

-¿Qué?- indago

-Celebremos-dice antes de volver a danzar su lengua contra la mía.

Sonrío.

Pequeña,

pero preciosa.






1kg de ZanahoriaWhere stories live. Discover now