I. - •I know what you want•

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Samantha llegaba a casa luego de un largo día en la universidad. Demasiados trabajos en grupo y compañeros no tan colaborativos la tenían muy estresada. Se dirigió hacia la sala, pero se extrañó al escuchar unos ruidos provenientes de la cocina. Frunció el ceño y cambió su dirección para ir donde venían los ruidos de vasos siendo embrocados y platos chocando entre si.

Parada en el umbral, vió a Abril, que se encontraba secando y colocando en su lugar los vasos y platos.

- Maldita sea, Abril... me asustaste. ¿Qué haces aquí? Es muy tarde - suspiró Samantha aún un poco asustada.

- Oh, hola Samantha - la voz de la menor provocó que la rubia pegará un saltito y se diera la vuelta para encararla de inmediato - Perdón por no avisar, pero sé dónde escondes las llaves de emergencia. El plan era sorprenderte, aunque luego ví que no estabas en casa, así que decidí ayudarte un poco con la limpieza y los platos. Todo era un desastre.

Abril siendo siempre tan dulce y linda con ella. Al entras, Samantha ni siquiera había pensado lo ordenada que se encontraba su casa, y el olor tan grande que emanaba de ella, hasta ese momento en el que observo todo el aseo a su alrededor.

- Si lo sé. No he tenido mucho tiempo y estoy demasiado cansada. Gracias, no tenías que haber hecho esto.

- Sabes que estoy bien con ayudarte cuando puedo - la menor secó sus manos con el paño ubicado al lado de la vajilla - ¿Estresada?

- No tienes idea - se recostó sobre la superficie plana del umbral.

Abril apretó sus labios y observó a Samantha, notandola muy cansada. Quizás necesitaría un poco de distracción...

- Tengo una idea, ven conmigo - tendió su mano para que Samantha pudiera tomarla.

Samantha la tomó y Abril la condujo hasta la espaciosa sala. La sentó en su cómodo sofá y me pidió que se quitase la ropa.

- ¿Qué? Abril, ¿qué vas a hacer? - la rubia expandió sus ojos con sorpresa.

- Vamos Samantha, no seas dramática. Solo te daré un masaje - Abril rodó los ojos y se lo pidió de nuevo.

Aún un poco insegura, Samantha se quitó su sudadera, seguido de su short negro, pero no quitó su sotén ni sus bragas.

Mientras eso sucedía, Abril tomó de su bolso un pequeño bote con aceite para bebé, con un muy agradable olor. Era algo que siempre llevaba con ella en caso de que necesitase humedecer sus piernas debido al frío, por lo que aplicó un poco en la palma de una de sus manos y esparció el líquido con la otra. Posó sus manos sobre los hombros d ella mayor, quién tenía los ojos cerrados, y comenzó con un suave masaje que bajaba hasta la mitad de sus brazos y luego volvía a sus hombros.

- ¿No crees que es una posición un poco incomoda? - preguntó la mayor removiendo de un poco.

- ¿Lo estás?
- La verdad, sí.

-Bien, entonces acuéstate boca abajo. Te relajarás más - dijo la menor, y Samantha se acomodó en el sofá de la manera indicada, olvidando que así dejaba ligeramente descubierto su trasero debido al short tan apretado que usaba.

Abril la observó y no pudo evitar sentir ganas de tocarlo, pues se veía tan redondo y suave

- Ah... ¿t-te molesta si me pongo arriba? - preguntó Abril, Samantha solo soltó una risa nasal, entendiendo más intenciones de la menor y le concedio lo que pedía, aún siendo consciente de que el peso de Abril no era muy diferente al de un pequeño gato.

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