capítulo 3

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Los sayayins avanzaron sin parar hasta que comenzo a llover.

Esta lluvia no era muy fuerte y eran gotas pequeñas, pero tenían la peculiaridad de que eran gotas similares a la lava, eran calientes y dolorosas, además, al caer tenían la fuerza de una bala, era como si algo o alguien te golpeara constantemente y con mucha fuerza por todo el cuerpo.

Por suerte, no muy lejos había una pequeña cueva a la mitad de una montaña, la cual no estaba muy lejos, el único problema era escalar la

Aun así no tenían otra opción, entonces comenzaron a subir pero sus brazos no conseguían aguantar su propio cuerpo, esto ocasionó que cayeran un par de veces antes de poder llegar.

Una vez ahí solo se tiraron en el suelo en busca de descanso, pero era inútil, sus cuerpos eran presionados con tanta fuerza contra el suelo, que estos mismos se sumian unos pocos cm en el piso.

Goku: oye vegeta

Vegeta: hablar nos dejara sin aliento

Estas palabras parecían balbuceos, pues el poco aire que lograban retener en sus cuerpos era expulsado al hablar y eso los agotaba más rápido.

Por este motivo permanecieron callados mientras trataban de sobrevivir

La noche fue eterna, no lograron dormir casi nada por estar pensando en respirar y no morir asfixiados.

A la mañana siguiente apareció wis frente a ellos y con una caja en sus manos.

Wis: esta es su primera caja de comida, se les dará una por semana y no puedo entregárselas como ahora, la siguiente caja será puesta en lugares al azar y tendrán que caminar para traerla

Luego de estas palabras wis despareció

Los dos sayayins abrieron la caja encontrando un par de botellas de agua, arroz y un poco de carne

Ambos trataron de beber agua, pero esta estaba tan caliente como la lluvia del lugar, con la única ventaja de que no era dañino para sus cuerpos

Un simple trago de agua era como quemarse por dentro, pero si no tomaban agua, sus cuerpos se deshidratarian por el calor del lugar y terminarían secándose como unas simples pasas.

Luego probaron con el arroz, pero este era tan pesado, que solo podían comer de tres a cinco granos de arroz por bocado, de lo contrario el arroz podría romperles la mandíbula por el peso en sus bocas.

Ni hablar de la carne, apenas y mordian un diminuto trozo para poder masticarla y comerla.

Los días pasaban y apenas podían caminar por el lugar con un poco más de normalidad, sus piernas ya no temblaban por cada paso que daban, ahora eran pasos lentos pero más firmes que la primera vez.

Al cumplir el mes en ese lugar, apenas podían dormir sin temor a morir asfixiados.

Pero fue entonces que grandes rocas comenzaban a caer, eran como si un meteorito de gran tamaño cayera de la nada.

Estos meteoritos no eran muy frecuentes, pero al menos dos por semana llegaban a caer y siempre era en lugares muy cercas a donde se encontraban los sayayins

Por esta razón tenían que cambiar de lugar en el cual se quedaban para evitar morir aplastados.

Otra peculiaridad del lugar, es que dentro de este sitio un día equivale a un mes fuera de la habitación, por esta razon wis no puede ver nada desde afuera y viceversa, por eso les dio aquel botón.

Aspirante a Dios De La Destrucción Where stories live. Discover now