Día 4. 'Superheroes'

221 21 15
                                    

—Para finalizar esta ceremonia, nombraremos a la nueva Capitana de los Toros Negros. Hikari Sukehiro, enhorabuena.

El aplauso que siguió a las palabras de Asta fue ensordecedor, especialmente entre los miembros de aquella orden que nació como una promesa, fue durante muchos años conocida como la peor orden del Reino del Trébol y finalmente terminó convirtiéndose en una de las mejores de la historia del país, ya que forjó a grandes caballeros mágicos e incluso hasta al actual Rey Mago.

La joven, que en ese entonces contaba con veinticinco años, subió a un pequeño estrado que había en el salón del trono, el cual se quedó mirando durante algunos segundos. Acababa de ser nombrada capitana de su orden, a la que pertenecía desde hacía más de diez años, pero no se conformaría solo con eso. Desde que era muy pequeña, soñaba con ser mandataria del reino. Sabía que debía acumular muchos méritos, pero poco a poco lo estaba logrando. Ese día era la prueba de su esfuerzo.

Dio un discurso algo escueto, pero muy significativo, en el que no dejó atrás a ni uno solo de sus compañeros, o de los más veteranos de los Toros Negros, que prácticamente la habían criado, ya que pasó en la base de la orden gran parte de su vida.

Para finalizar, agradeció a Asta, que era su padrino y una de las personas que más admiraba, y a sus hermanos y sus padres, que siempre la habían apoyado, aun con algunas reticencias por cierta sobreprotección desmedida que habían comprendido con el tiempo que no era buena para su relación ni para su progreso.

Cuando terminó su discurso, bajó del estrado entre las felicitaciones de todos para dirigirse hacia donde estaba su familia. Abrazó a sus hermanos, después a su madre y se reservó el último puesto para su padre.

—No te puedes imaginar lo orgulloso que estoy de ti —le dijo Yami al oído mientras la abrazaba.

—Gracias, papá. No podría haber conseguido esto sin ti.

—¿Qué dices? Esto es algo tuyo, yo no tengo nada que ver. Es tu ascenso; disfrútalo.

Hikari asintió emocionada y finalizaron el abrazo. Se quedaron los cinco juntos hablando un rato más, al menos hasta que la gente empezara a irse y pudieran volver a casa.

—El trabajo de capitana no es tan sencillo como puede parecer. Tendrás que esforzarte —le explicó Charlotte.

—Lo sé, mamá. No te preocupes. Me esforzaré al máximo.

—A mí no me pareció para tanto. Y eso que estuve muchos años —añadió Yami mientras se cruzaba de brazos con tranquilidad.

Hacía algunos años que se había retirado. Sus hijos eran pequeños y necesitaban cuidados y atención. No quería que Charlotte se ocupara íntegramente de ellos solo por el hecho de ser mujer. Sabía que amaba profundamente su trabajo, así que decidió que lo mejor era comenzar a darle espacio a las nuevas generaciones. De esa forma, Asta se convirtió en capitán de la orden, Charlotte trabajaba y él pasaba más tiempo con sus hijos.

—Claro, porque tú no lo hacías bien.

Yami se rio fuerte mientras cerraba los ojos, como siempre lo solía hacer. Desde que fue padre por primera vez, fumaba menos —nunca delante de sus hijos—, así que era raro verlo con un cigarrillo entre los labios en reuniones en los que ellos estuvieran presentes. Llevaba el pelo un tanto más corto, pero no había perdido la apariencia imponente con la que siempre había contado.

—Eso es cierto. No sigas mi ejemplo, mocosa —admitió con una sonrisa.

A Hikari le fascinaba la dinámica que tenían sus padres. Siempre estaban bromeando el uno con el otro, se enfadaban muy poco y las peleas siempre las dejaban para el ámbito más privado; además, habían construido un hogar y una familia llenos de amor y confianza, a pesar de que sabía bien que ninguno de los dos había tenido algo así en su infancia.

La extraña casualidad de encontrarte | Yamichar Week 2023 🌹⚔Where stories live. Discover now