Capítulo 17: Solo Uno

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Katniss

Algo hace que me pique la nariz, así que abro los ojos y veo las gotas de agua que se filtran por la cueva y caen en mi cara, que está entumecida por estar acostaba sobre el brazo de Peeta. Él ronca y duerme profundamente, como si estuviera en la comodidad de su casa.

Con cuidado me alejo de él, para salir del saco de dormir. La lluvia se ha detenido, solo queda la humedad fría de la cueva, pero al menos tenemos las botellas llenas, no importa que hayan vaciado el arroyo de nuevo.

La cesta que nos mandaron me llama, así que tomo un panecillo, le unto queso y media manzana. El queso esta rico, pero no tanto como el que hace mi hermana. Pensar en ella se siente tan extraño, ella está a kilómetros de mi, pero no es solo por la distancia, sino que ya había aceptado que no tenia hermana. Mi Prim. ¿Qué estará haciendo mi patito ahora?

Seguramente ya debe de estar en la escuela, mi madre la debe haber peinado, y ambas deben de estar intentando matar el tiempo hasta que termine los juegos. ¿Qué es peor, pensar que tu hijo pudo ganar o verlo morir desde el primer día? Yo creo que es peor morir en la final, siempre estarás pensando que pudo haber ganado, esa esperanza que tenías es la que te derrumba.

—Buenos días —me dice Peeta. Se ha despertado y llega hasta mi, me da un beso corto en los labios.

—Buenos días —le respondo—. No te pude esperar, tenía mucha hambre.

Le enseño lo que queda de mi desayuno. Él, como es habitual, no se queja.

—No te preocupes, está bien que comas —me dice—. Eres la más importante de los dos.

—Peeta... —él me ignora.

—Esto está delicioso, es como una tarta de manzana —me dice—. Bueno, esto es mejor de lo que como en casa. Casi todo lo que comemos está rancio.

—¿En serio? —no puedo evitar preguntar, porque al menos esperaba que el hijo del panadero llevara una mejor vida. La mayoría de las cosas que comemos en casa son frescas, y mucho más en el sueño, aún recuerdo la vez que Finnick llegó con una red llena, el pescado seguía saltando en la mesa. Suena deprimente vivir comiendo pan duro o rancio.

—Sí, mi madre no nos deja tomar del pan recién hecho... y no todos los días se vende... así que nos tocan las sobras —dice y deja de comer, se ve distante—. Los mejores días eran cuando le llevabas ardillas a mi papá.

—¿Haz comido ardillas? —creí que su papá solo buscaba ayudarme, no comerlas, Gale siempre decía eso.

—Claro que si, mi papá las asaba, las comíamos a escondidas de mi madre.

—Nunca le he agradado —suelto sin pensar. Pero es la verdad, aún recuerdo cuando me grito que llamaría a los agentes de la Paz por esculcar en su basura.

—Nadie le agrada —dice—. Pero sabe que tú madre fue la prometida de mi papá, eso complica las cosas.

Me rio, no puedo evitarlo. Porque por segunda vez no le importa humillar y poner en la mira a su madre. Todo Panem debe de estar atento, Peeta Mellark enamorado de la hija del amor de su padre. Toda una novela, toda una tragedia que nadie se esperaba. Nuestra vidas entrelazadas desde antes de nuestro nacimiento.

—¿Cómo es que sabes eso? —le digo entre risas.

—No te burles, es verdad —me dice sonriendo—. Mi padre me lo dijo, en el primer día de clases, te vio y te señalo, "¿ves esa niñita que está ahí? Yo iba a casarme con su madre, pero ella decidió escapar con un minero". Yo estaba extrañado, porque para mi no había nadie mejor que mi padre, así que le pregunté "¿porqué no te eligió a ti?" Y él me respondió "porque cuando ese hombre canta hasta los pájaros se detienen a escuchar".

Presagio • Katniss & Finnick Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang