3. Dudley.

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 Creyó escuchar pasos, pero era difícil de saber. Sus sentidos funcionaban ligeramente distinto en el Cielo y todavía no se acostumbraba.

– ¡Hola!

 Bueno, definitivamente eso lo escuchó. Demasiado fuerte tal vez.

– ¡Soy Dudley! ¿Me recuerdas?

– No hay necesidad de gritar, Dudley– dijo Aziraphale amablemente.

– Oh, lo siento– dijo con una sonrisa nerviosa– Es que nunca antes había visto a un traidor. No te ves tan traidor como Uriel decía, es más, luces bastante amable, más que la mayoría de los de aquí. Por ejemplo, acabas de sonreírme– dijo señalando el rostro de Aziraphale– Nadie aquí me sonríe así ¿ves? – dijo apuntando a sus comisuras– Sonrisa sincera ¿Es que acaso esa es una de tus armas traicioneras?

 Azirpahale miró a Dudley y no se le ocurrió nada para decir. Dudley le sonrió. Aziraphale sólo había visto a Dudley una vez, antes de ser Guardián de la Puerta del Este, y, a decir verdad, no se acordaba muy bien. Sus bucles dorados y largos que danzaban con sus movimientos inquietos, sus ojos pequeños, sus piernas cortas, y su voz enérgica. Muy poco de eso había quedado en su memoria.

– ¿Tienes algo que darme? – preguntó Aziraphale antes de que Dudley continuara haciendo preguntas sobre sus tácticas de "traicionería"

– ¡Oh, sí! – dijo Dudley y le tendió la carpeta que vacío en el centro de la tabla – ¿Te explicaron cómo funciona?

 Aziraphale negó.

– Es muy fácil, yo te explico. Hace poco que estoy en este trabajo, pero, verás, tengo cierta facilidad para la excelencia.

– Bien por ti– dijo Aziraphale intentando ser amable. Dudley rebosó de alegría

– Todas las mañanas de la Tierra pasaré a dejarte la correspondencia asignada a tu escritorio que, como ves escrito allí arriba, es la "05.02" – Aziraphale no había notado la inscripción numérica antes– La correspondencia cumple un circuito perfecto en el cual los escritorios son intermediarios. Mira. Llegan del Infierno condenas a ratificarse o corregirse, y quejas. Arriban al correo que está al fondo del pasillo, yo las saco y las traigo a la mesa asignada, la tuya en este caso – Dudley le mostró en el dorso del sobre el lugar donde estaba escrito el receptor. En efecto, allí decía "Escritorio 05.02".

–Tú– continuó Dudley–, sellas y clasificas la correspondencia según lo que sea, o condena, o queja; a veces también llega algo de contaduría, pero casi nunca. También debes hacer control de que no traiga nada peligroso, pero de eso te darás cuenta cuando lo tomes en tus manos. "Si destruye a alguien, que no sea a los altos comandos, que te destruya a tí"– dijo Dudley riendo. Eso le habían dicho en su primer día de trabajo allí. Todavía no había terminado de entender que no era un mensaje agradable– Una vez que está sellada me la llevo a la casilla de correo para que vaya a las oficinas correspondientes, allí los Responsables ratifican la condena, o responden la queja. Cuando ellos terminan, la ponen en la casilla, yo las busco y las traigo de nuevo aquí. Tú las sellas con tu anillo y confirmas la salida. Yo vengo a buscarlas. Debes dejar en el lado izquierdo las que son para llevar al Infierno, y en la derecha las que son para las Oficinas Centrales del Cielo. Y me las llevo a la casilla de correo para que vayan a su destino. Eso es todo– finalizó con un aplauso.

 Aziraphale se sintió un poco confundido pero creyó entender. Miró los folios sobre la mesa y los revisó.

–Aquí hay cartas del Cielo y del Infierno– comentó Aziraphale viendo los dos tipos de papeles, unos medios marrones, y los otros de un inmaculado blanco.

– Claro. Es un circuito constante. Ahora te traigo correspondencia que viene del Infierno, pero también hay de la que va del Cielo al Infierno, las que respondieron ayer. Así sólo tengo que venir dos veces aquí. Te traigo todo junto, y lo busco todo junto al final del día. Entonces, por ejemplo, la correspondencia del Infierno que firmes hoy volverá mañana siendo la respuesta del Cielo, a la vez que te traeré nueva correspondencia del Infierno para el Cielo, que tú firmarás y que yo llevaré a Responsables y te traeré al día siguiente para despachar la respuesta al Infierno. Es un círculo infinito y perfecto ¿Comprendes? Seguro lo haces. Dicen por ahí que eres muy inteligente.

Letter - Ineffable HusbandsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora