Capítulo 9

2.5K 132 535
                                    

Hola hola a todos!!

Antes que nada unas sinceras disculpas, había establecido una fecha apara actualizar pero tuve contratiempos que me imposibilitaron hacerlo. 

Muchas gracias por sus amables comentarios y votos, sin ellos esta historia no sería nada y es lo que me alienta a seguir. Muchas gracias de nuevo.

Traigo aquí la tan ansiada continuación de este fic, con unos guiños muy mexicanos para estas fiestas patrias. Espero les guste mucho el cap, que está largo en compensación por la tardanza. 

No me demoro más, disfruten mucho su lectura.

A leer!!!!

.

.

.

—¡¡Dejen al señor Eros!! ¡¡No lo hagan!! ¡¡Bájenlo!!

—¡Condenado enano! ¡Deja de moverte! ¡Pareces gusano en quemazón! ¡Y ya cállate!

—¡Esto es un motín! ¡Me secuestran! ¡No tengo porqué guardar silencio! ¡¡Nadie me dijo que tengo derecho a guardar silencio!! ¡¡Auxilio!! ¡¡Me secuestran!! ¡¡Ayúdenme!! ¡¡Somebody saaaaaaaaaaaaaaaveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!!

El pobre Eros estaba encerrado en un saco, retorciéndose y lanzando gritos y golpes a cómo podía para liberarse, luego de que los dioses de la fortuna lo metieran allí y se lo llevaran en su barco, pese a las súplicas del pequeño Zero de no hacerlo y que no se entrometieran.

El pequeño dios oraba porque no pasara nada malo: conociendo el temperamento del dios de la muerte pacífica al enterarse de que se llevaron a su amado; sin contar a los abuelos de este: especialmente al rey del inframundo y al tirano de los mares; más sus recientes reinas y ni qué decir de los locos Einherjars; aterrándose por el gemelo de Eros, el psicópata Anteros, el nuevo tío del dios del amor: el escalofriante Beel y el tenebroso Hermes junto con su...

¡El Valhalla entero le quedaría minúsculo para esconderse de la ira de esos dioses! ¡Y mucho, mucho menos si pedían el apoyo al desmadroso panteón mexicano, que estaban más puestos que un calcetín para irse al desmadre y a los madrazos!

Ni bien llegaron al palacio de la Fortuna en los dominios del panteón japonés, Ebisu se llevó a Eros en el costal y después lo vació en una jaula especial a prueba de dioses. El pobre Eros cayó hecho bola todo maniatado y fulminándolos con la mirada.

—¡Esto es inaceptable! ¡¡¿Cómo se atreven a secuestrarme a mí?!!-Eros se retorcía como un pequeño gusanito-¡En cuanto se enteren mis abuelitos lo van a pagar caro! ¡¡Tánathos no tendrá piedad de ustedes!! ¡¡Le diré a mis amigos del panteón mexicano!!

—¡¡Por favor, libérenlo!! ¡¡No tenían porqué hacer esto!!-ante lo mencionado por Eros, el pequeño Zero se puso a temblar como loco-¡No quiero que haya una guerra con el panteón griego! ¡Menos con el panteón mexicano! ¡Por favor!

—Zero, trajimos a este enano porque eran tus deseos.-bufó Ebisu-Aun cuando nosotros nos opongamos.

—¿De qué se trata todo esto?-ladeó confundido mientras el pobre dios de la fortuna estaba todo rojo y muy asustado-Ignorando que estos bárbaros me secuestraron, usted necesita mi ayuda. ¿Qué puedo hacer por usted?

—N-Necesito sus servicios, señor Eros, para que me ayude a conquistar a alguien muy especial.-removió sus manitas armándose de valor-Solo usted puede ayudarme.

—Se trata de Buddha, ¿verdad?

Con mucha timidez asintió y ese gesto hizo que los otros dioses de la fortuna emitieran gestos de enfado y molestia. Eros suspiró y recordó cuando su abuelito Hades le contó el suceso tras la desaparición de Zero Fortuna y el origen de los siete dioses de la fortuna. Sinceramente no entendía por qué estos odiaban al adolescente, y más cuando este ascendió a los cielos como deidad tras alcanzar la iluminación, ya que prácticamente le dijo a Zero su pensar y todo dependió de cómo él se lo había tomado. Era algo tonto, pero ellos eran muy tercos como para razonar.

El stand del dios del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora