III: XVIII

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[Y/N] descendió del vehículo que todos los días lo llevaba y recogía de Hyakkaou. El sabor de boca era distinto, llegaba a la misma hora que solía hacerlo con Kirari, sin embargo, la compañía de esta fue incómodamente reemplazada por la vice presidenta. Ella siempre se mantenía en silencio y, aunque el joven le hiciese preguntas para tener algo para conversar, ésta se limitaba a siempre dar respuestas muy cortas. Era imposible mantener una conversación con ella. La enmascarada se acercó a la entrada, con [Y/N] siguiéndole el paso.

—¿E-Entonces nos vemos a la misma hora?

—Sí —respondió sin frenar el paso.

La enigmática mujer acordó que ambos se reunirían en la noche para irse juntos; era igual que con Kirari, sólo que con una chica que apenas habla.

—Será una semana complicada, ¿no? —preguntó para sí.

Suspiró al ver el cielo que poco a poco se iba iluminando más. Ingresó a la prestigiosa academia en total silencio después de su pregunta. Llegó al salón vacío y tomó asiento en su respectivo lugar. Sacó el celular para enviarle mensajes de texto a Kirari, esperando por su respuesta. La presidenta tardaba en comparación a las inmediatas respuestas del chico. A medida que los minutos pasaron, voces y pasos se escucharon en Hyakkaou. Los alumnos comenzaban a incorporarse a sus respectivas aulas. Los compañeros del salón fueron ingresando y tomando sus lugares: algunos se quedaban en total silencio esperando la llegada de más alumnos, otros se dedicaron a conversar. Verlos y oírlos le producía una cierta incomodidad al solitario joven: si Kirari no estaba, sentía que una pieza importante de sí dejó un hueco en su confianza. Alzó la mirada al ver al presidente de la clase entrar al salón. Ryota no omitía sus preocupaciones, y saludó a [Y/N] de la manera más natural posible.

—Buen día, Ryota.

—¿Qué tal, [Y/N]?

Se sentaban en paralelo, pero [Y/N] se encontraba a un asiento de distancia hacia atrás. Fácilmente podían estar platicando en cualquier clase, pero Suzui era el más esmerado de su salón, y [Y/N] se concentraba en aprovechar la excelente formación académica de Hyakkaou.

A los minutos llegó Yumeko y se sentó detrás de Suzui, y Mary llegó segundos antes de la entrada del docente. A nadie le dirigió la palabra ni la mirada. Originalmente, la rubia tomaba su asiento delante de [Y/N], mas, eso cambió al sentarse en la esquina más lejana del salón: había ordenado a una de sus tantas mascotas cederle el lugar y ésta, en la desfavorable posición para oponerse, no tuvo más opción que complacer las exigencias de Mary. Desde el día siguiente al tener el conflicto con Yumeko y Ryota fue que Mary hizo permuta de ubicación. Consideró elaborar una solicitud para transferirse a una clase distinta, pero el documento iría a parar a las manos del Consejo Estudiantil, y vio imposible obtener luz verde para su petición. Se rindió antes de siquiera intentarlo.

Comenzó la clase de la primera hora del lunes y [Y/N] anotó lo más relevante para su criterio. Así siguieron las horas hasta el final del horario académico.

—Oigan... Yumeko y Suzui.

Ambos alzaron la mirada ante el tono apenado del muchacho.

—¿Hm? ¿Qué sucede, [Y/N]-san?

—¿Les molesta si paso el día con ustedes?

Jabami sonrió.

—¡Por supuesto que no!

—¿Hoy no te esperan, [Y/N]?

Miró a Suzui y negó con la mirada.

—Hoy soy libre —afirmó con tono sarcástico.

—¡Vamos entonces, [Y/N]-san! ¡Hay muchas apuestas esperando tu dinero allá afuera!

Siguieron intercambiando palabras y cruzaron la puerta. Saotome, desde su retirado lugar, observó el momento. Estaba en un dilema, pues aunque consideraba a sus amigos unos traidores, también los consideraba como lo que han sido para ella: sus más grandes amistades. Temiendo por ellos en el fondo, se puso de pie y los siguió, manteniendo siempre la distancia.

Spades Through Hearts [Kirari Momobami & Lector]Where stories live. Discover now