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¡TRAP!

Pisotió con fuerza, la cosa frustrada por algo que Arlo desconocía.

¡TRAP, TRAP TRAP!

Los pasos se escucharon, ya no en la planta alta sobre su cabeza; eran los pisotones de alguien bajando la escalera. Sus manos temblaron y se deslizó hasta la puerta con cuidado para intentar cerrarla antes de que las feroces pisadas se acercaran más a él.

¡Trap, trap, trap, trap, trap!

La cosa corriendo en su dirección con la misma rapidez que el corazón de Arlo palpitando. Arlo, que sostenía la puerta y pese a poner todas sus fuerzas desesperadas para empujarla, fue incapaz de cerrar la última brecha por una fuerza que lo empujó a él también desde el otro lado.

"¡Largo! ¡No entres! ¡Por favor!". Gritó, con la voz más aguda y cortada.

¡SPLASH!

Dejaron de oponerse y la puerta cedió de golpe ante él, como si ella misma hubiera dado su permiso para ser cerrada y la cosa que la retenía habría escuchado misericordiosamente su lamentable chillido.

Su respiración acelerada y los tímpanos zumbando, la cabeza dándole vueltas y las piernas fallando. ¿Es acaso esas sensaciones sus nuevas acompañantes de ahora en adelante? ¿De verdad esa maldita cosa molesta planea matarlo de un infarto?

"Por favor, nunca más te quedes solo".

Duchas de Media NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora