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Las personas quedaban atónitas, el gas era tan fuerte que sentía como sus ojos ardían al estar en contacto tanto tiempo. Jamás se había prescenciando algo como éso. Brown se abría paso entre las personas que corrían en dirección contraria, y más latas grises como la que llevaba entre su mano eran lanzadas sin miramiento alguno. Mientras corría en dirección contraria a la multitud, se encontraba con personas intentando salir de aquel campo de guerra.

Siempre le había parecido increíble la manera en la que, cualquier tipo de derecho humano era literalmente ignorado con el simple hecho de convertirte en protestante. Automáticamente, dejas de ser un "civil" al que el gobierno tiene la obligación de proteger.

Ahora, eres una amenaza que debe exterminarse.

Miraba a los uniformados comenzando con su barrera humana, intentando que con su fuerza bruta fuera imposible atravesar sus cuerpos y llegar al lugar que estaba siendo parte de su protesta. Sus cascos cubrían sus rostros enojados, y sus armas parecían estar empuñadas para ser usadas en cualquier momento. Lo que realmente asustaba de aquel horrible país es que, en cualquier momento, podrían abrir fuego contra ellos, alegando que era en defensa propia.

De un momento a otro, se encontraba en el medio de aquella batalla de fuerza, las unidades con aquellas botas negras se movían cada vez más, acercándose más de lo que alguna vez debieron.

Sabía que lo estaba mirando.

Sus rizos se movían con el aire, y corría lo más rápido que podía. ¿Será su altura lo que imponía? O su decisión de tirar aquellas latas con el gas en las caras de los uniformados. No se sabe con exactitud, pero las personas a su alrededor se dieron cuenta de su plan.

Muchas comenzaron a cubrir sus rostros, para devolver los ataques a su origen.

Aquella lata de gas tenía un objetivo claro. Las personas lo miraban con detenimiento, y algo se había encendido en sus pechos al ver cómo la estela de gas seguía cada uno de sus pasos. Las personas estaban tomando las latas al igual que él, formando una gran nube de gas lacrimógeno que comenzaba a cubrir sus cuerpos.

Ahora, eran incógnitos.

Nadie en el frente sabía realmente quienes eran.

Nadie excepto una persona.

Sus ojos picaban, sus labios parecían temblar con aquella presencia del gas en su organismo. Es un ardor tan grande, pero Brown se posicionaba frente a los oficiales, todo quedó en un silencio sepulcral. Sentía la mirada, esos ojos cafés penetrando los suyos, reflejando furia, temor y sobre todo, decepción.

¡ 𝗖𝗮́𝗹𝗹𝗮𝘁𝗲, 𝙋𝙪𝙣𝙠 !  🕸Where stories live. Discover now