Capitulo I

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Noah, ese chico que vivía en el mundo de los libros y los planetas ficticios en la biblioteca, contemplando las miles de galaxias con constelaciones y aveces confesándose a las resplandecientes estrellas que compartían su brillo con su presencia

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Noah, ese chico que vivía en el mundo de los libros y los planetas ficticios en la biblioteca, contemplando las miles de galaxias con constelaciones y aveces confesándose a las resplandecientes estrellas que compartían su brillo con su presencia. Con un amor eterno a las bravías masas oceánicas a las que dedicaba cándidas vistas de deseo, atado al océano, el mar es su confidente. Un amigo que absorbe todo lo que le cuenta sin jamás revelar el secreto confiado. Ya que si lo hiciera con sus cercanos con movimiento, ya no sería algo privado.

¿Quién diría que ese joven tan antipático terminó obrando cómo un empleado en la cafetería de su mejor amiga? Se postuló cuando sus padres no le permitieron proseguir su sueño original, ya que según no era suficiente para liquidar sus grandes deudas. Para él no era necesario. Ya que al fin y al cabo; esos fraudes eran cometidos por sus progenitores, no por él. Él no tenía que pagar sus errores.

Lastima que lo tomaron cómo su esclavo personal con respecto al dinero.

Ahora estaba en otro de sus turnos, había seguido su rutina diaria y conversaba con la dueña del lugar mientras paseaba con la escoba, danzando cómo si fuera alguien real y no un simple objeto inerte. Le era incitado su requisito de afección, pero Noah se negaba ante todo gesto afectivo. Ni siquiera deseaba conocer a damas o a alguien nuevo para agregarlo a su historia de miles de páginas, y Emma de un lado comprendía el porque.

Ellos solían ser pareja, aunque terminaron en buenos términos. Emma con un éxito deslumbrante al ganar fajos de billetes cubiertos en ese estampado habitual que indicaba las grandes cifras que conllevan y Noah...

Noah solo existía porque debía subsistir. No poseía un propósito digno para continuar con su existencia nula, pero aún así lo hacía.

"Vamos Noah, ¡Tienes que conocer a alguien! Estás muy solo y eso no te hace bien." Un impacto lo expulsó de su percepción en la que flotaba, ya que ese codazo lo había mandado ciertamente a volar a otro lado completamente diferente y lejos del cielo nocturno. Con indignación observó a Emma, la cual ladeó su cabeza. "¿Qué? Es la verdad. A nadie le hace bien la soledad..."

"La existencia es un pozo de desolación
carente de todo sentido, un paréntesis cruel entre la nada y donde no se encuentra un posible consuelo que me dé razones para querer continuar con mi vida en este patético mundo lleno de crueldad inhumana que destruye todo a su paso, incluida la naturaleza que nos brindó vida..." Entrecerró sus párpados al ver la expresión arqueada de Emma, antes de rodar sus monótonos orbes carentes de vida. "De todos modos; no me importa si muero solo."

"Noah, solo por esta vez déjame presentarte a alguien..." Sus súplicas parecían rogar clemencia por su mano, pese a que Noah ni siquiera se atrevió alguna vez a pegarle. Él tenía modales y no era cómo los demás varones que te podías presenciar bajando el valor de las 'inferiores' señoritas. No. Él solo era alguien despreocupado que analizaba al ser humano cómo la visión realista de lo que es, por más cruel que fuera.

accidental meetingWhere stories live. Discover now