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𝑰𝒏 𝒂𝒏𝒐𝒕𝒉𝒆𝒓 𝒍𝒊𝒇𝒆 • • •
Caminó con prisa al lugar que le indicó su amiga para su cita improvisada. Sus piernas largas y delgadas dando grandes pasos, esquivando a la gente que se atravesaba de forma ágil y elegante. Sonriendo a las muchachas con las que alcanzaba a chocar miradas y haciendo muecas a los hombres que le miraban con desdén.
Llegó al lugar citado por su chica, Shoko, una gran mujer que por fin se hizo un tiempo para él en su apretada agenda de doctora. Sonrió emocionado por verla, la extrañaba y tenía mucho que contarle de su semana.
El sitio era una cafetería sencilla y algo aburrida si se atrevía a ser más honesto, por fuera tenía una sencilla pintura de color crema, decorada con pequelas flores y el cartel del local, la puerta tenía pequeños dibujos distorsionados de lo que parecían ser monstruos raros, Satoru se rió de esto. Una vez dentro, la estética del lugar cambió un poco, tenía la misma pintura que su exterior, solo que acá dentro se encontraba combinada con distintos tonos de café, plantas colgadas en las esquinas y pequeños cuadros con el menú estaban distribuidos por las paredes.
Satoru rápidamente encontró a su amiga castaña, dirigiéndose hasta ella y abrazándola con fuerza, llenándose del aroma a perfume clásico mezclado con tabaco que la mujer solía traer encima, sonrió con calidez al sentirla de nuevo. Luego de unos segundos se separó y se sentó en la silla libre frente a ella.
-. Entonces, ¿cómo te ha ido en la clínica? Por tus ojeras y cabello todo despeinado puedo decir que algo ajetreada.- Empieza Satoru, tomando el menú que la castaña le tendió, ya que ella lo estaba esperando para ordenar, y viendo lo que el lugar le ofrecía.
-. Pues bien, tal como dijiste, mucha gente enferma o casi muerta llega a diario, pero ya estoy acostumbrada, ¿qué tal tú? Vi en internet que te volviste el embajador de esa marca de ropa que tanto criticabas antes... ¿cómo se llamaba? - Inquiere curiosa la castaña, alzando la mano hacia uno de los meseros que pasaban por ahí, dándole a entender que ya tenían sus órdenes pensadas.
Satoru rió, dejando el menú sobre la mesa y mirando a la castaña a través de sus lentes oscuros.
-. Bape, es bape, y no la criticaba, su nombre simplemente me parecía una tontería, pero ya ves como son las cosas.- Sonrió en grande, volteando su mirada hacia el mesero con hoja en mano para anotar su pedido. - Un cheescake de durazno y una leche de plátano con crema extra y mucho chocolate.- Exclamó con rapidez, haciendo una mueca de asco cuando Shoko solo pidió un café doble sin azucar y un sándwich de huevo. -. ¿Cómo puedes tomar café sin azúcar? Sabe horrible. - Agregó, molestando a la castaña con una servilleta.
-. ¿Y tú cómo puedes consumir tanta azúcar y no engordar o tener caries? Hasta tus exámenes de sangre del mes pasado resultaron con que tu glucemia es normal, me sorprende que hasta ahora no hayas terminado con diabetes o resistencia a la insulina.- Menciona la mujer, picando con sus uñas la mano inquieta del albino que le estaba dejando una servilleta en el cabello.
