Cuando Julián se inscribió en la Universidad Nacional de Bellas Artes para obtener su licenciatura, sabía que no sería fácil y que tendría que afrontar grandes cambios. Sin embargo, jamás imagino que todo sería tan incómodo; se las había arreglado bastante bien hasta ahora para hacer el curso de ingreso a distancia y viajar 8 horas para rendir sus parciales, estaba bastante a gusto viviendo en esa casa y compartiendo el alquiler con otros chicos del interior del país, —los cuales, al igual que el castaño, habían dejado su ciudad natal para estudiar su carrera universitaria en Buenos Aires, y pese a ser mayores que Julián, eran muy amables— y había logrado que lo llamen de un trabajo para el cual había sido entrevistado.«No, viajar de Calchín a Buenos Aires definitivamente era el paraíso frente al infierno de viajar todas las mañanas por CABA», pensó Julián. Y es que, siendo sinceros, nunca había vivido en una ciudad como para saber lo agotador que era utilizar el transporte público cuando este va lleno, justo al borde del colapso. El cordobés se veía obligado a caminar hasta la estación de tren, de allí tomar este transporte y luego, al llegar a Constitución, subir a un colectivo el cual lo dejaba en la Universidad. El tren no era tanto problema, pero el viaje en el bondi lo iba a matar en cualquier momento. El espacio allí era mucho más reducido que en el tren, y definitivamente, el resto de los pasajeros tenían una mirada de pocos amigos cuando veían como Julián, todos los días, ocupaba más espacio del normal debido a sus materiales de arte; todos los días llevaba uno o dos complementos a su mochila, dependiendo de sus clases.
El de ojos marrones suspiró cuando bajo del tren, sabiendo que ahora sería recibido de mala manera al abordar el autobús. Sin embargo, al salir de la estación y dirigirse a la plaza, descubrió que estaba completamente vacía. Todas las paradas de bus estaban desoladas y ningún colectivo se veía en la cercanía. Entonces lo recordó; Emiliano, uno de los chicos que viva con él y estudiaba psicología le había informado que habría un paro de colectivos, debido a la agresión que hubo contra un chofer de la línea 136. Sin embargo, Julián estaba tan concentrado en preparar los moldes para su escultura que la información le entro por un oído y le salió por el otro.
Maldijo internamente y, haciendo equilibrio para sostener su enorme carpeta A6 bajo el brazo, agarro su celular y abrió Google Maps. Volver a su casa y obtener una falta no era una opción, ya estaba allí de todos modos. Prefería caminar algunas —o, mejor dicho, varias— cuadras y llegar un poco tarde a perder su asistencia perfecta. Después de todo, ¿cuánto podría tardar? El viaje en colectivo no duraba más de veinte minutos en hacer el recorrido.
Grande fue su sorpresa y sus ganas de tirarse de los pelos cuando la aplicación calculo una caminata de cincuenta y siete minutos. Bien, ahora Julián tenía tres problemas. El primero, definitivamente iba a llegar tarde. El segundo, iba a llegar cansadísimo. El tercero, era un asco para guiarse, incluso utilizando un GPS, por lo que tenía altas probabilidades de perderse.
Y dicho y hecho, luego de treinta minutos de caminata, el cordobés se perdió. Todo por querer evitar las avenidas y las veredas transitadas, e ir por las "callecitas de adentro". Suspiró al darse cuenta de que estaba completamente desolado y no tenía a quien preguntarle, aunque de haber habido alguien, dudaba mucho que le hayan respondido. Esto no era Calchín, aquí la gente no era tan amable, todos estaban apurados y preocupados por sus propios asuntos. Sin más remedio, se paró en una esquina, contra la pared de una casa y dejo la carpeta apoyada en el piso, sosteniéndola con su rodilla para que no se caiga y se ensucie con el polvo de la vereda. Estaba sacando su celular del bolsillo delantero de su buzo para revisar el mapa cuando una mano aterrizo en su boca y sintió algo pinchando su espalda
—Dame todo amigo, dale. —dijo una voz detrás de él.
Julián estaba atónito. Ni siquiera entendía lo que estaba pasando. ¿De dónde salió alguien, si la calle estaba vacía hasta recién? Y más importante, ¿quién era y por qué le cubría la boca? ¿Sería un chico que lo había confundido con un amigo?
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🔫 ;; Chorro ⎯⎯ Enzo x Julián
Fanfiction─═ 𝗰𝗵𝗼𝗿𝗿𝗼 𝘴𝘶𝘴𝘵𝘢𝘯𝘵𝘪𝘷𝘰 · 𝘯𝘰𝘮𝘣𝘳𝘦 𝘮𝘢𝘴𝘤𝘶𝘭𝘪𝘯𝘰. 1. palabra del lunfardo rioplatense para referirse a un ladrón. 2. [persona] que comete múltiples delitos, principalmente hurto. Julián se muda a la ciudad para estudiar y no ha...