Capítulo 01

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- Sam, no hay que dejarlo, en serio, creo que puedo intentarlo - objetó la Castaña. Sam se paró a mirarla

- ¿Intentarlo? tengo dos años en esto Mon, no quiero que lo intentes, quiero que lo hagas, no quiero que le digas a tu mamá que te veras con un chico cuando en realidad es conmigo.

Mon estaba entrando en pánico, estaba atrapada entre dos opciones: o se ganaba el odio de su familia o terminaba todo con Sam. No sabía que hacer, su cabeza quería reventar y por su fuera poco; había visto que ha Sam le habían ofrecido una muy grande oportunidad en la universidad de Princeton. No quería dejar ir a la que ella consideraba el amor de su vida. Eran jóvenes, sí, pero ambas se querían, aunque Mon pocas veces lo demostrara.

Mon la miró con preocupación - No es fácil - sus ojos se aguaron - Estoy intentando, pero sabes como es mi familia.

- ¿Y te he juzgado alguna vez por eso? sé que no es fácil, lo sé más que nadie, pero entiéndeme, yo también me canso.

- A ver, si me das un poco más de tiempo...

- ¡Que no! - sentenció la Tailandesa - Quiero todo contigo, pero no a escondidas, quiero poder presumirte, quiero poder besarte en público, quiero poder tener algo más que sólo un poco romance secreto, Mon

El corazón de la Castaña estaba a mil, sabía a que dirección iba la conversación, y mientras más avanzaba menos le gustaba el carril por donde se había metido. Su pecho se comprimió.

- ¿Lo quieres dejar?

Sam alzó los brazos - ¿Es en todo lo que piensas? te estoy diciendo que estoy cansada, Mon. No quiero dejarlo, eres... eres lo que quiero.

- ¿Cómo? somos muy jóvenes y míranos aquí, peleando porque no te presumo.

- ¡Es que ahí no radica el problema Mon! - agitó los brazos Sam - El problema está en que siempre es como tú quieres, a la hora que tú quieres y en el momento que tú quieres, no tengo el poder ni siquiera de hablarle de nosotras a mis amigos.

- Sé que crees que esto es fácil para mí, que lo que quiero es ocultarte - Mon se secó las lágrimas - Pero no, te quiero, sé que podemos con esto.

Sam negó. Se hacía la fuerte, pero su corazón al saber que dejaría a Mon, se estaba rompiendo en mil pedazos, no era lo que quería, pero ahí estaba ese dolor latente, no se iba con nada. Por más que se repitiera que no era el momento adecuado para ellas estar juntas, algo le gritaba en lo más profundo de su ser; que la quería y que no le apetecía hacer aquello.

- Lo vamos a dejar, hasta aquí, ya no doy más - y dijo las palabras a la que tanto miendo le tenía Mon - Lo siento, Mon, pero mi corazón no da más, me siento derrotada. Han sido dos años en lo mismo, dos años en los que lo único que te he pedido es que seamos una pareja normal. Al principio no te presioné, porque sabía lo difícil que era para ti...

Mon dio un paso al frente, buscando algún tipo de contacto con Sam, pero esta se rehusó, sabía que era débil ante Mon, y no le apetecía en caer en las mismas, era algo que no estaba dispuesta a sobrellevar, no otra vez.

- Sam, sé que esto es difícil, pero nadie dijo que sería fácil.

- Es que no, esto es una mierda, Mon. Estoy hasta los jodidos ovarios, ya no puedo más, ya no - intentó no gritar y que su voz saliera lo más estable posible, pero se le complicaba - Me voy a la universidad de Princeton - dejó caer sus manos sobre sus propias caderas. Los ojos de Mon estaban rojos de tanto llorar y sus lágrimas no parecía cesar - Tengo que dejarte atrás.

—¿Y lo dices así? ¿Tan fríamente? ¿Estos años no te importaron o qué, Sam?

- ¿Ves? estás haciendo esto sobre mí, estas queriendo hacerme sentir culpable por el simple y sencillo hecho que después de dos años fingiendo ser tu amiga y que no somos nada, yo quiero separarme y hacer mi vida. Es que... tu madre llegó a un punto en el que colocó cámaras en tu habitación, ¡Eso está mal!

- Sólo quiere lo mejor para mí - excusó.

- ¿Lo mejor? oh, vale, entonces ¿Lo mejor es llevar a su hija a un puto ginecólogo todas las malditas semanas para ver si no ha tenido relaciones sexuales a sus dieciocho años? - Sam echó una carcajada al aire - Y una puta mierda, esto es de locos.

- Es que ya veo, quieres terminar conmigo para irte, pero yo no te lo iba a impedir ni mucho menos te iba a poner a elegir entre la universidad o yo, Sam

- ¡Basta, basta de volver esto solo sobre mí Mon. Porque estoy harta, sé que para ti es dificil, pero en ningún momento piensas en mí! - exclamó - Y sí, estoy terminando contigo, ahora mismo.

Mon rió, desabrida - Perfecto. Pues que se acabe la relación, espero que te vaya bien por allá, y consigas a una chica que no le tema a estar en una relación, espero que seas feliz, Samanum. Y aunque no lo creas, te lo digo de todo corazón.

Sam no pudo ni siquiera desearle el bien a Mon, porque esta ya había salido de la habitación de la menor dejándola con las palabras en la boca. Sam se dejó caer en la cama, y llevó sus manos a la cara, cubriendo sus lágrimas, le dolía haber terminado una relación de años en la cual vivió momentos maravillosos, pero era seguir ahí, encerrada, encarcelada en una jaula o volar y ser libre, ella no podía mas.

- Ay Sam desde abajo pude escuchar los gritos - su madre entró y se sentó al lado de su hija, la llevó a su brazo y la sostuvo con fuerza - Lo siento mucho, Cariño.

- Lo intenté mamá - sollozó - Pero no pude... no pude salvarnos.

—Ya, cariño, todo estará bien.

Y aunque ni Mon ni Sam lo supieran, una parte del corazón de cada una, se había quedado en ese momento, y latía, seguía latiendo. Porque Mon al momento de llegar a su casa, se encerró en su habitación y lloró ahí, sintiéndose extraña, un vacío que hace mucho no había sentido; tuvo noción de que no se iría de la noche a la mañana, y de que tomaría su tiempo.

- No pude, Mi Amor; No pude... perdóname - dijo, abrazada a su almohada mientras lloraba.

CINCO MINUTOS ANTES DE ENAMORARNOS//MONSAMWhere stories live. Discover now