Unico

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— ¡Mamá! No puedo quedarme... Yo tenía una fiesta... —hizo un puchero.

— Pero nosotros tenemos que salir para una cena importante, cariño. —suspiró— Nos surgió un caso importante y debemos ir a cubrirlo, yo como reportera y Jungseo como abogado de la víctima.

Yoora y Jungseo habían sido pareja por algo así de unos doce años. Y a él sí lo quería, era un buen hombre para su adorada madre. Pero su hijo, Jungkook... Era lo más lejano a un hermano que podría tener.

Ese infeliz... Siempre acorralándolo contra las paredes, diciéndole chistes que no entendía, soltando piropos y molestándolo con su estatura. ¿Cuál era su puto problema?

Solían llevarse bien cuando ambos eran niños, pero desde que la pubertad le golpeó como un camión, su relación había empeorado considerablemente.

Jungkook lucía bien por fuera, caliente por donde se lo viese. Lleno de tatuajes y perforaciones, con el cabello algo largo y siempre oliendo a una colonia cuyo nombre desconocía, pero que era deliciosa. Sin embargo, todo eso era opacado por su enorme estupidez.

Cuando creía que no podía haber alguien más estúpido, Jungkook volvía a romper su propio récord.

— Pero si él ya tiene dieciocho... ¿No está bastante grande para quedarse solo? —insistió.

— Lo sé pero no se sentía para nada bien... Mira si le sucede algo mientras estamos fuera, yo los quiero a ambos y me moriría si algo les ocurriera, hijo. —le acarició la mejilla— Hazlo por mi... Por favor...

— Bien, me quedo con el inútil. —bufó— Pero no te enojes si llegan y lo encuentran muerto. —advirtió.

— Gracias, corazón. —rió— Tu eres un buen chico, no lo matarías aunque tuvieses un arma y una oportunidad. —su madre le dió un beso en la mejilla— Nos vemos en unos días.

— Ya preparé el auto, mariposa. —esa fue la voz de Jungseo bajando las escaleras— Jimin, te dejo a cargo de mis suculentas.

— Bien. —rió.

— Sé que no requieren mucho cuidado, pero Jungkook las mataría de igual manera. —hizo una mueca— Te traeré dulces de esos que te gustan como recompensa.

— Hecho, cuidaré bien de ellas. —asintió.

Luego, ambos adultos salieron apresurados por la puerta mientras él se debatía entre cambiarse e ir a la dichosa fiesta, o cumplir lo prometido y quedarse en casa cuidando al infeliz que estaba enfermo.

Finalmente decidió que podría irse a su fiesta luego de comprobar su estado.

— Hey, inútil. —dijo desde el marco de la puerta— Del uno al diez, ¿qué tan mal te sientes?

— ¿Con honestidad? Un uno. —sonrió maliciosamente— Pero si tú te vas, sería un enorme cien. —mordió su labio.

— Tú no estás enfermo. —respondió enojado— Carajo, Jungkook, ¿por qué mierda eres tan tan insoportable? —se pasó las manos por el rostro.

— No lo sé. —rió— ¿Y tú? ¿Por qué te ves tan lindo enojado?

— Voy a patearte el trasero, lo juro.

— Yo voy a comerme el tuyo. —dijo en voz baja.

— ¿Qué dijiste, puto idiota? —preguntó, aun más enojado que antes.

— Que esta noche, tú eres mi pequeña enfermera. —le guiñó el ojo— ¿Puedes traerme un vaso con agua?

Jungkook era todo menos estúpido.

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⏰ Last updated: Nov 19, 2023 ⏰

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