YANDEREBOY! X Saddistic Girl

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Juegos

Me haz roto el corazón, y el hedor a la carne repleta de gusanos enroscándose en los hongos, ansiosa por roer lo que falta teñirse de ese morado negruzco, ah, ya lo puedo empezar a oler, pero está bien, puedo ignorarlo

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Me haz roto el corazón, y el hedor a la carne repleta de gusanos enroscándose en los hongos, ansiosa por roer lo que falta teñirse de ese morado negruzco, ah, ya lo puedo empezar a oler, pero está bien, puedo ignorarlo.

Eras tan innecesaria, tú y la verborrea que vomitas cada vez que abres esos labios hinchados con gloss de sandía, ¿y sabes? Mi fruta favorita es la sandía. y podría morderlos hasta que se vuelvan morados, podría degustarlos hasta que empapes esa camisa abotonada del alquitrán que debería ser sangre, porque eres mala, eres desalmada, y te ríes de mi amor por ti, lo disfrutas y te excitas con mi latente agonía.
Me encanta jugar a ese juego, me fascina que tengas el control, pero ansío tenerlo yo, quiero aplastar tu redondo y suave rostro entre la aspereza de mis manos, y aplastarlo como una jugosa uva de viñedo.

Ella me miraba con diversión, estaba en mi oficina, visitándome como gata buscando cariño, meneando las caderas que yo quería moldear en los manos, y mi mirada escaneaba al deseo vertebrado.

—Dame un beso —pedí.

Su risa no tardó en salir y eso a mí me ensañó.

—¿Darte un beso? — arqueó una ceja mientras se apuntada con su índice, dejándome ver el carmín de su manicura, yo notaba cada detalle suyo, era mi obsesión, como un niño descubriendo algo innovador para él. —Bah, ¿y por qué quieres un beso mío? — cuestionó, en un tono serio, acercándose a mí inclinándose un poco hacia delante, cortándome la distancia, encendiéndome como pólvora, podía sentir su perfume, no podría resistirme más.

—Porqué es lo que quiero, quiero que me beses. —consteste un poco más bajo, entrecerrando mi mirada, esta mujer no me deja bajar la guardia un segundo.

Ella volvió a reír y yo esperé con paciencia una respuesta.

—Con qué tono me pides las cosas. —volvió a reír —¿Acaso te gusto? —su voz se tornó oscura, erizándome la piel.

—No sabes cuánto. —Podía jugar este juego.

—Tu a mí no. —sentenció, retirándose al instante, mirándome con desagrado, dejándome intranquilo, arrancándome de un jalón la paciencia, sé que miente, lo sé.

La tome de la muñeca y ella denotó molestia, no lo puedo posponer más, estoy al límite, preferiría que ella me arranque los dientes de uno a uno hasta ahogarme con mi sangre, a dejar que ella me vuelva a rechazar, porque este suplicio del no tenerla para mí está acabando conmigo.

Me desafiaba con la mirada, y mientras más la persigo más convencido me siento.

—Mentirosa —apreté ligeramente —Se que te fascina mi atención, ¿crees que no noto como te pavoneas delante mío? ¿Cómo te delineas esos labios que yo muero por probar? Lo haces apropósito, quieres que te voltee a ver, y bien, aquí me tienes, anheloso de me prestes esa boca. —la jale cerca mío, la adrenalina me pinchaba cada poro y sentía que el corazón iba reventarme el pecho, estaba tan cerca, sentada en mis piernas, apenas y podía respirar. —Bésame, bésame ahora. —ordené enmascarando mi súplica, si ella me condicionaba sus labios a cambio de deshumanizarme frente suyo, lo haría, lo haría aquí y ahora, lo que ella pida yo se lo doy sin objeción ni protesta.

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