🌀 CAPÍTULO 12 🌀

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Elizabeth

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Elizabeth

El barco se movía pacíficamente en el océano, en una habitación muy iluminada por una gran ventana entraba la luz del sol. Elizabeth abrió sus ojos con lentitud, su cabeza daba vueltas y le dolía un poco, se levantó de la cama y observó donde se encontraba, estaba en una habitación que en su vida había pisado. Comenzó a tener ligeros recuerdos, recordó que habían invadido el Rapsodia, había un capitán que parecía conocerla, también recordaba que estaba luchando contra una chica pirata, mientras luchaba con ella alguien se acercó por su espalda y la había golpeado en la cabeza, y eso era lo último que recordaba.

Buscaba la funda de su espada, pero no estaba ni la funda ni la espada, se levantó de la cama y se sobaba la nuca, se ató el cabello en una coleta, en ese lugar hacía algo de calor, se acercó a una puerta de madera, pensaba salir de ahí, cuando trató de abrirla se dio cuenta de que la puerta estaba cerrada con llave.

Elizabeth revisó su bota y se dio cuenta de que su daga ahí seguía, sacó la daga y la pasó por la cerradura, cedió y la puerta abrió, salió al pasillo, estaba iluminado por el sol que entraba por unas rendijas. Mientras iba caminando escuchaba voces que llegaban detrás de una puerta que estaba cerrada, tomó su daga con más fuerza y se acercó a la puerta, podía escuchar unas risas que salían de ese lugar. Al acercarse a la puerta se preparó para atacar, no importaba cuántos estuvieran en ese cuarto.

Abrió la puerta y atacó al primer pirata que estaba parado a un lado de ella, clavó su daga en el estómago y sacó la espada de su funda mientras este caía pegado a la pared, tomó el revólver y apuntó a uno de los piratas que se acercaba a ella, le disparó en la mano con la que sostenía su espada y luego le disparó en la rodilla este gruño de dolor y luego miró al pirata que estaba por atacarla por la espalda, se agachó y con un movimiento rápido le hizo corte no tan profundo en la pierna y luego le apuntó con la pistola, el pirata cayó estaba claro que ya no pensaba luchar. Elizabeth miró al único pirata que no hizo nada, que solamente miraba el espectáculo y le sonreía maravillado, sus ojos marrones la miraban con admiración, solo quedaba el capitán Bennet.

—¡Pequeña Elizabeth, despertaste! —dijo él sin dejar de sonreír.

—Solamente dejo que dos personas me llamen así...

—Sí, tu padre y claro tu amorcito Nightmare —respondió y se acomodó mejor en su silla—. Vamos, toma asiento.

Elizabeth seguía mirándolo con desconfianza, luego miró a los piratas que estaban tendidos en el suelo y que cubrían sus heridas.

—No te preocupes por ellos —decía Will llamando su atención—, chicos, vayan a curar sus heridas y déjenme solo con la pequeña Elizabeth.

Ella seguía apuntando el arma hacia los piratas que salían del camarote con dificultad, cuando el último pirata salió y cerró la puerta detrás de él.

—Tengo que admitir que no has perdido tu toque —decía Will muy orgulloso de ella—, no mataste a mis hombres, pero los heriste en lugares que sabes que son muy dolorosos, pero que no son mortales.

Contra tiempo ✔ [#2]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz