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12:00pmYongin - Corea del Sur

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12:00pm
Yongin - Corea del Sur

—¡Entrad, entrad! Sean bienvenidos a mi humilde tienda.—

Exclamaba Yoongi, viendo como algunas personas entraban a la tienda.

El monstruo había abierto su tienda del terror ese día, aprovechando que la víspera de Halloween se acercaba a pasos agigantados. Muchas personas recorrían las tiendas buscando adornos y disfraces para la noche de brujas, cosa que le convenía mucho al coreano; ya que así podría ganar un buen dinero al vender los diversos objetos que mostraban las diferentes vidrieras que habían en el lugar.

En el centro de la tienda se exhibía la atracción principal: Una hermosa muñeca de porcelana de tamaño real que era sujetada por diversas cuerdas, como si de un títere se tratase. La habían posicionando en un banquillo de madera

—Qué muñeca tan hermosa, incluso parece que fuera un niño de carne y hueso.—

Decía una voz femenina, acariciando suavemente el rostro de aquella muñeca.

Si supieran, si supieran que aquella muñequita tan hermosa es un chico que perdió su libertad siendo un chiquillo.

Lamentablemente, Jimin no sólo servía de entretenimiento para Yoongi. Sino que también servía como un excelente recurso para atraer clientes a la tienda del mayor. Cada día, cada mes, los trescientos sesenta y cinco días del año Jimin tenía que quedarse inerte en aquella silla.

Desde que fue secuestrado, Jimin ha servido para cumplir dos propósitos: ser un mero objeto de deleite y placer para el monstruo y ser un objeto de entretenimiento y asombro para los clientes que visitaban la tienda del mayor.

Jimin vivía una pesadilla, una horrible pesadilla de la cuál no podía despertar.

Los clientes no dejaban de llegar, a cada momento muchas personas entraban sin parar.

No entraban por las diversas cosas que vendía el coreano, sino que entraban para ver con sus propios ojos a aquella muñeca de la que tanto se hablaba.

—¡Qué belleza de muñeca! ¡Nunca he visto una igual!—

Exclamaba una voz femenina.

《No soy una muñeca...》

Decía Jimin en su cabeza.

—Esta es la muñeca de porcelana más grande que yo haya podido ver en mi vida.—

Confesaba una voz masculina.

《No soy una muñeca... soy un niño de verdad.》

—Mira esos detalles tan limpios y precisos, el creador de esta linda muñequita de porcelana se merece mis respetos.—

Musitaba un señor ya mayor.

《Señor, yo no soy una muñeca. Soy un niño de carne y hueso.》

¡𝗡o soy una muñeca! ⬪ yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora