reto

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— Ya fue mucho yo nunca. Juguemos otra cosa. — dijo la menor.

— No, no hay forma. ¿Tienes miedo de perder ahora?

Mina volvió a reír, sacudiendo su pecho con suavidad, y Nayeon no pudo evitar sentir calor al ver los senos de Mina moviéndose en su sujetador rosa.

— Para nada. Los castigos siguen, solo que ahora haremos verdad o reto.

— ¿Y cómo se supone que alguien pierde una prenda?

— Sí no contestas la pregunta o si no haces bien el reto, pagas.

— Bien, pero yo comienzo. ¿Verdad o reto?

— Reto, por supuesto.

Nayeon aplaudió internamente. Ya no sabía cómo más conseguir lo que llevaba rato deseando.

— Te reto a que me des un beso.

— Ese es tu premio, Nayeon. No hay adelantos.

— Un reto es un reto.

— No.

— ¿Por qué eres tan terca? — Nayeon suspiró, frustrada. Ya no le importaba mucho disimular lo mucho que quería probar sus labios.

— Porque me encanta verte desesperada por mi, bebé. Solo espera un poco más, ¿si? Confía en mí.

— Bueno, es beso o prenda — la mayor cruzó los brazos y frunció los labios, y Mina se derritió. Amaba cuando Nayeon era caprichosa, porque eso era algo que jamás lo demostraba en público. Eso solo lo veía en ella cuando estaban juntas en su habitación.

— Será prenda entonces. ¿Qué quieres que me saque?

La expresión de Nayeon se suavizó automáticamente ante la pregunta. Miró el cuerpo de Mina, quien lucía preciosa con esa delicada lencería que parecía estar hecha solo para ella. Evaluó sus opciones, hasta que recordó el lunar del que habían hablado rato atrás en la sala.

— El sostén.

— Lo presentía. — contestó la menor con una sonrisa. Esta vez no se detuvo con provocaciones, fue rápida en llevar su mano a su espalda y desabrochar la prenda, para luego retirarla por sus brazos.

Nayeon no podía creer que por fin la estaba viendo de manera tan íntima de nuevo. Sus pecho estaban ligeramente más grandes de lo que los recordaba, y aquello le encantad. Los pezones rosados se encontraban durisimos, se le hizo agua la boca al recordar cómo se sentían bajo su lengua. Y lo mejor de todo era el pequeño lunar bajo su pecho izquierdo, ese lunar que había aparecido en sus más secretas fantasías durante todos esos años.

— Ya, me toca, ¿verdad o...

— Espera — no pudo terminar su pregunta porque Nayeon la interrumpió. Mina no tuvo tiempo de procesar lo que estaba pasando, Nayeon se levantó como un resorte y se colocó casi sobre Mina, con las manos apoyadas en el escritorio a ambos lados de su cadera, inmovilizándola contra la dura madera.

— Nayeon...

— Espera — repitió en un susurro, y luego de mirarla brevemente a los ojos, se inclinó para acariciar con sus labios la base del pecho izquierdo de Mina, seguida de un suave beso sobre el lunar de la menor. Mina jadeó.

— ¿Qué..?

— Shh — la cortó, y Mina obedeció al instante. Nayeon tenía ese efecto sobre ella.

Con sus labios aún unidos a su pecho, la mayor subió la vista y la miró a los ojos. El toque seguía siendo delicado, tan suave como podía lograrlo, esperando el permiso de Mina para seguir. Cuando logró que el rostro de mejillas son rosadas y labios entreabiertos le devuelva la mirada con seguridad, sacó la lengua y la deslizó burlonamente sobre el pezón rosado y duro. Mina gimió y llevó una mano al cabello de Nayeon para pegarla a su pecho, pero la castaña se puso de pie con su típica sonrisa de suficiencia en el rostro, y regresó a su lugar en la cama.

teenage dream 𔘓 minayeonWhere stories live. Discover now