9: Día cinco.

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La mente de Tiago había quedado por de más revuelta. Todos los recuerdos de la noche anterior estaban mezclados, y al momento de despertarse a la mañana siguiente, su cabeza explotaba.

Estaba que moría de sed, por lo tanto después de levantarse e ir al baño, se dirigió a la cocina en busca de agua.

—Uuy… ¿y esa cara de muerto, amigo?

Quién había hablado era Camila.

Tiago la miró confundido.

—Porque ayer salimos, reina.

—Aahhh… salieron.

—No, salimos. Estábamos todos, tonta, jajaja

Camila río y se cruzó de brazos.

—No tarado.— Negó. —Yo no fui, ¿te olvidaste?

Tiago unió cables.

—Aaaaah, es verdad… jaja… estoy re en una, tomé una bocha.—Abrió la heladera y sacó una botella de agua.

—Sí, tenés pinta de full resaca— Habló buscando un vaso.

—Sí, mal.— Tomó el vaso que Cami le entregó. —¿Y qué te quedaste haciendo?

—Nada.— se encogió de hombros. —Acá con dogo. La verdad que está medio insoportable…

—¿Por?— Frunció el ceño tomando varios tragos.

—No sé, está muy raro. Se la pasa haciéndome preguntas… me pregunta todo el tiempo cosas sobre Mauro, que la verdad no entiendo.— Hizo un gesto de confusión.

Tiago recordó la charla que había tenido hace unos días con Diego.

—Aaaahhh… con Mauro, jaja…

Camila frunció el ceño

—¿Vos sabés algo, gil?

—No.— Negó nervioso. Bebió agua.

—Tiago.— Habló seria dando un paso más cerca. —Vos sabés que es lo que le pasa a Diego. Contamelo ahora.

—N-no… yo no sé nada… jajaj…— Se rascó la nuca.

—Si sabes, ¿¡cuál es el problema de diego con Mauro!?

Él se quedó mirandola.

—¿Qué pasa conmigo?

Camila y Tiago miraron a quién entró a la cocina de repente.

Mauro.

—N-nada…— Dijo el morocho comenzando a sentirse nervioso.

—Sí, sí pasa.— Habló Camila. —Diego me habla todo el tiempo de vos, ¿qué pasa con vos? ¡No entiendo nada!

Mauro la miró a ella y después al morocho.

Tiago le hizo una seña negando.

—Aaah, ya entendí.— Habló el ojiverde. —Cami, Diego piensa que lo estás cagando conmigo.

Ella abrió los ojos.

—¿¡Eh!?

—Sí, igual tranquila, ya le saqué la idea de la cabeza. Está todo bien…

—¡No está todo bien! ¡él sigue pensando que yo lo estoy gorreando!

Los chicos se quedaron callados.

—¡Es un gil! ¡en vez de preguntarmelo en la cara…!

—Cami, nosotros tratamos de que deje de pensar en eso, pero la verdad es que no parece confiar una mierda en vos.— Dijo Tiago. —Y eso no es una relación sana. No como la de Mauro y Eme. Eme confía completamente en Maurito, y está muy segura de que él nunca la cagaría, ¿no?— Miró a Mauro y lo codeó con una sonrisa.

"Clandestinidad" | «Litiago»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora