Needle - Billie Eilish +18 (Hetero)

Parte 4: Ghosts

Mire a los enormes ojos azules que se escondían tras los contornos del antifaz, apenas pasaron unos segundos hasta que volví a la realidad.

Ella pasó su mano desde mi barbilla hasta mi mejilla, me acaricio como si fuera un cachorro, yo me dejé llevar y cerré mis ojos.

Fue un momento que sin duda queda entre las 3 cosas más raras que me han pasado en la vida.

De pronto, sentí como si mi alma regresara a mi cuerpo y el mundo comenzará a girar, abrí mis ojos y la mire sonriendo me, después me levanté frente a ella, e hice una reverencia.

- Si necesita algo, por favor hágamelo saber, señorita Erin.

+ Que educado~

• Y lindo, es una buena mascota~

- Por favor chicas, no quiero que lo asusten.

• Solo jugamos un poco Erin

Ambas chicas rieron mientras me tocaban, cada una por un costado, la del vestido lila (+) estaba a mi derecha, la chica de vestido amarillo llamada Janette estaba a mi izquierda (•).

- Cuéntame de ti... Rowan.

Me miró con esas enormes estrellas que tenía por ojos, no cambio su expresión, aún seguía relajada y un poco sonríente.

— Si, señorita Erin...

Le conté un poco de mi historia, almenos la última este par de semanas, trabajando junto a mis amigas de Hell, omití demasiados detalles personales por la misma regla del anonimato.

Justo estaba por terminar cuando un portazo se escuchó, alguien venía saliendo de las escaleras.

- Janette, Zoe, vayanse.

• Pero...

- Ahora...

+ Tenemos que estar contigo... no quiero dejarte sola.

- Estare bien...

Ambas chicas se retiraron por la entrada hacia el elevador, se cruzaron con aquel chico de cabello largo, tatuajes, delgado, ojos de color y alto, este nisiquiera las notó.

Yo estaba por irme, por respeto, no quería escuchar conversaciones ajenas.

Fue cuando sentí un jalón en mi camisa, era ella... voltee a verle a los ojos.

- Tu, por favor quédate...

Estaba por contradecirle, sin embargo, mi tarea era obedecer sus peticiones, de todas formas para eso me pagaban... asentí con la cabeza y solamente retrocedí.

Ella se levantó, sacudió su vestido rojo y se giró hacia el invitado, el cual estaba parado frente a la puerta de cristal que dirigía hacia el ascensor y hagia las escaleras.

Pude notar como ella pasaba sus manos hacia detrás de la espalda, se aferraba a sus mangas.

Erin y Matthew (×) se veían cara a cara, a escasos metros de distancia.